Mis pasos no son lentos ni sosegados. Ellos andan conforme a la intensidad de los movimientos que yo consigo dar. No ando con prisas porque ya corrí mucho, resbalé, tropecé y me machuqué. No pienso parar porque estoy vivo y tengo energía y combustible para seguir en el camino... Pero ando con mi marcha, mi ritmo conforme consigo caminar. Un día llegaré, sí, no voy a desanimarme, no. Quien quiera esperarme que me espero. Quien quiera ir al frente, que marche delante.
Yo quiero mirar las plantas, contemplar cada puesta de sol. Quiero oír a los pájaros cantar. Quiero apreciar la sonrisa de un pequeño. El llorar de los triste. Quiero consolar y decir una palabra de ánimo a quien esté desolado. Yo quiero ver la vida suceder y hacerme presente en ella no como un simple espectador, sino, vivirla de la mejor manera que consiga vivirla.
Quiero caminar vislumbrando lo que está a mi lado. Porque en muchos momentos de la vida yo simplemente corrí, ignoré y no valoricé las pequeñas cosas que tenían un gran significado. Ayer me perdí la puesta de sol. No fui un ser unificado en todo lo que hacía. No vivir con intensidad los momentos únicos. Deje pasar fechas importantes. No valoricé a las personas que fueron importantes en mi y solo me di cuenta del valor de ellas cuando no las tenía más junto a mi.
Yo no quiero volver atrás porque la vida sigue adelante, yo apenas quiero direccionar mis pasos para se desvíen de las piedras y las espinas. Que ellos puedan pisar con mayor intensidad cada pedazo de suelo por el que camine, pues nadie anda por el camino dos veces. Ya aprendí que cada momento debe ser único para mí y por eso quiero valorar y vivir bien cada momento de mi vida.
Roger Araujo
fuente: facebook
Adaptación del original en portugues.
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