martes, 25 de febrero de 2014

Cuando la envidia invade nuestro corazón


El vacío que, algunas veces, existe en el corazón del ser humano es ocupado por sentimientos no siempre saludables cuando Dios es dejado en segundo plano.

Uno de esos sentimientos es la envidia que atormenta a todos, sin excepción.
A algunos más, a otros menos. Pero ocurre siempre de acuerdo con la fragilidad de cada uno.

El envidioso presiente las cosas de forma injusta. Por ejemplo, " por qué él tiene y yo no tengo?" Siendo así su mirar codicioso se vuelve hacia lo que el otro tiene además de desvalorizar aquello que el propio posee.

En ésta situación, sin percibirlo y gradualmente, el individuo estanca su vida y pierde sus propias oportunidades de desenvolverse y crecer.
Se vuelve un mero intérprete de la vida, sintiendo tristeza, rabia y dolor.
Todos, probablemente, conocen ese concepto y, alguna vez señalaron a alguien como envidioso. En determinados momentos, aquellos que juzgan son incapaces de luchar contra el mismo pecado. Se dejan llevar por la vanidad, "porque la boca habla de aquello que el corazón está lleno! (Mateo 12,3).
Son tan orgullosos que no perciben este indeseable sentimiento dentro de sí mismos.

Es posible observar que cualquiera puede ser herido por este mal. Aún así, hay liberación con la ayuda de Dios. Existen soluciones básicas que son necesarias: lo primero es admitir la envida a fin de reconocer con mayor facilidad situaciones que la causan; orar mucho pidiendo al Señor la sanación; ser precavidos en las palabras, escogiendo el momento adecuado para hablar a determinadas personas sobre conquistas y realizaciones; o simplemente se puede optar por el silencio.

Quien ama al prójimo debe superar la tentación de la envidia, pues ella trae división en la Iglesia y en cualquier tipo de relación social. San Pablo enseñó: "En un solo Espíritu fuimos bautizados todos nosotros para formar un sólo cuerpo..." y "...el cuerpo no consiste en un solo miembro, sino en muchos" 1Cor. 12,13-14

Que la vida sea vista por medio de los ojos de Dios!

Fuente: destrave Canção Nova
Conteúdo enviado pelo internauta Thiago Thomaz Puccini (Jovens Sarados - Missão Barra Funda)

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