Tenemos el privilegio de recibir a Jesús en la Eucaristía y necesitamos valorizar ese tesoro! Los primeros cristianos celebraban la Eucaristía aún en los difíciles tiempos de persecución. Lo hacían de forma clandestina, a escondidas. Algunas veces ella era llevada a aquellos que no podían estar en la Misa porque se encontraban lejos, no tenían como llegar o estaban en prisión, a la espera del martirio.
Hoy tenemos muchos Ministros extraordinarios de la Comunión que llevan a Jesús a los hospitales y asilos, al encuentro de las personas imposibilitadas de salir de sus casas.
El Señor quiere llegar a todos sin excepción!
Es necesario responder a la invitación de Jesús en cada Eucaristía: "Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguien escucha mi voz y abre la puerta, Yo entraré en su casa y cenaré con él"
Es necesario reanimar nuestro celo por la Eucaristía, arrepentirse y volver con ardor, con fe y con gratitud al tesoro que nos fue dado!
Dios te Bendiga!
Monsenhor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova
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