viernes, 7 de febrero de 2014

Hijo de Dios

musicosDentroAntes de músico, siervo; antes de siervo, hijo de Dios

Cierta vez oí la siguiente frase: “Antes de músico, siervo; antes de siervo, hijo de Dios”. Al ver la frase, puede parecer que la música es algo despreciable y va en último lugar. Claro que no, la música es muy importante, y ahora no viene al caso citar su importancia, ni mucho menos la dedicación que debemos dar a nuestra musicalidad. Ya sabes lo que hace un siervo, estoy seguro de que ya entendiste las consecuencias de colocarte al servicio del Señor.

Hoy quiero reflexionar un poco sobre el ser hijo de Dios, y el ser hijo de Dios en la Misa. Nosotros, músicos, animamos la Eucaristía pero no le dedicamos el respeto de un hijo de Dios que va a hacer memoria del Sacrificio de Jesús, sacrificio de salvación ¿o me equivoco?¿Cuál es la postura que el músico debe tener durante la Celebración Eucarística?
La respuesta es simple: vive la Santa Misa, no como alguien que está trabajando para que todo salga según lo coordinado, sino vívela, participa de ella como quien la necesita, como un necesitado de la Palabra de Dios. Como necesitado de estar delante de la Mesa de la Eucaristía para alimentarse. Vívela como quien necesita estar en comunidad, y así sumérgete en el misterio que sucede ahí, delante de nuestros ojos.
Aquí hay unos tips prácticos que nos ayudarán a vivir bien la Santa Misa:
- Ensaye todo lo que necesite antes de que la Celebración Eucarística comience, coordine todo antes. Después de que ella comience, debes vivirla.
- Evita conversas desnecesarias y comentarios que te van a robar la atención y la atención de quien está a tu lado y la del pueblo que te está viendo.
- Es muy importante la discresión, ya estamos en un lugar destacado, entonces sea discreto.
- Anda bien vestido a la Santa Misa, no caigas en la rutina ni te dejes llevar por ella, prepárate para el Banquete del Señor.
En la propia celebración eucarística hay una frase linda que dice así:
“Felices los invitados a la Cena del Señor”, tú fuiste invitado por el mismo Dios para estar ahí, sirviendolo en este momento fantástico. Entonces prepárate de todas las formas para estar bien delante del pueblo y principalmente delante de Dios. Viva, lo digo una vez más, ¡viva la Santa Misa!

- Anda con disposición, cada Misa es única, todo puede parecer igual, sin embargo Dios siempre tiene un modo especial de hablar cada uno y de realizar lo que El necesita en el tiempo oportuno.
- Sonría, la Madre Teresa de Calcuta decía: ” A todos los que sufren y están solos, dales siempre una sonrisa de alegría”. Sabemos bien que nuestro pueblo es un pueblo que sufre por diversos motivos, aún más en los tiempos actuales en que el sufrimiento de muchos es la soledad. Cuando las personas así van a la Iglesia necesitan encontrar en nosotros una sonrisa de quien encontró a Cristo, no una expresión huraña de alguien a quien no le resultó lo que esperaba.
¡No, a pesar de los problemas, estamos allí par la celebración de la Cena del Señor! ¡Sonría! El Señor nos eligió como Sus músicos, no puede haber lugar para la tristezas, murmuración, distración, entre otros.
De esta forma, la música va naturalmente tomando su lugar dentro de nosotros en la celebración ante la grandeza del misterio Eucarístico.
Que no seamos motivo de escándalo. Las personas van a la Iglesia buscando a Dios y regresan a casa, muchas veces recordándonos, porque les acabamos robando la atención.
Atención: ¡más que la música, somos nosotros; más que nosotros es el Señor!

André Florencio (Misionero de la Comunidad Canción Nueva)
portal www.cancionnueva.com


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