"Un punto controvertido y discutible en el descanso en el Espíritu es ese sentirse anonadado por el peso del amor de Dios con el fenómeno espectacular de la caída suave del cuerpo hacia atrás o hacia adelante, hasta que el don se haya pasado.
Cuando el descanso en el Espíritu es verdadero, la caída del cuerpo es como una señal externa de un nuevo rendimiento al Señorío de Cristo y de una nueva aceptación del amor y la voluntad de Dios sin resistencias..
En el descanso en el Espíritu la persona sigue
teniendo control pleno de su entendimiento y de su voluntad. El entendimiento
sigue libre para orar con la atención más concentrada en Dios. Otros efectos,
como la extinción de traumas, de bloqueos o cargas interiores , la iluminación
espiritual o la sanación, dependen de las necesidades individuales del que
recibe este don.
El verdadero descanso en el Espíritu,
1)-
facilita la oración en tanto cuanto toca los sentidos internos dispersos y los
unifica,
2)- facilita el sentido profundo de la presencia y del amor de Dios.
Estos dos efectos internos pueden darse sin el hecho exterior concomitante de
la caída al suelo de la caída al suelo por el impulso poderoso y abrumador del
amor de Dios.
Hay personas que creen erróneamente que caen al
suelo porque han sido empujadas por el que les impone las manos. De hecho es el
amor abrumador de Dios el que empuja y vence poderosamente obstáculos en
personas que evitan aparecer como poco naturales.
El poder de descansar en
el Espíritu.
Es el problema mas vidrioso del don de sanación que el Señor concede a
algunos en los grupos de intercesión.
El don parece en sí válido por sus
efectos buenos: paz, presencia de Dios, más facilidad para orar, sanación de
traumas y resistencias a Dios, liberación de opresiones.
El descanso en el Espíritu no es expresamente
una oración de quietud con su experiencia directa del amor de Dios, que aquí se
experimenta con amor sanador más directamente que como don de oración
contemplativa.
Tampoco se trata de un fenómeno natural de
hipnosis, donde la voluntad queda casi totalmente suspendida y sometida al
hipnotizador, donde la conciencia se entorpece y la memoria de la actividad
desarrollada en hipnosis se pierde al volver en sí. A veces esta alienación
transitoria de la voluntad transitoria de la voluntad del hipnotizado resulta
seriamente peligrosa. Nada de esto sucede en el descanso en el Espíritu: la
voluntad y el entendimiento se mantienen despiertos y activos, sin someterse a
nadie más que a Dios.
Tampoco se ha de confundirse el descanso en el
Espíritu con un posible influjo diabólico, que emboba las potencias del hombre
y obscurece, turba y debilita espiritualmente el alma y lleva al que lo padece
a buscar sitios concurridos para llamar la atención de otros y distraerlos de
su oración o de la sanación interior en curso. Este influjo diabólico deja gran
turbación, depresiones y falta de paz en el que lo ha recibido.
Ha habido abusos por parte de personas que por
su debilidad psicológica o por ganas de atraer hacia ellas la atención
simularon el descanso en el Espíritu. Los efectos posteriores de tristeza, depresión,
angustia, oscuridad espiritual, insatisfacción y falta de paz, declararon la
falsificación de un don carismático.
Se necesita, por tanto, enseñanza sana,
discernimiento y guía espiritual recta durante este ministerio de sanación por
el descanso en el Espíritu y después de el. No conviene despertar al que está
en el descanso en el Espíritu, no se le turbe tras él con preguntas agobiantes
e indiscretas; no se le obligue a dar paseos para despejarse, etc.; al que tuvo
el descanso déjesele tranquilo por un rato largo para que el don de Dios
produzca sus efectos buenos sin interferencias humanas. En el falso descanso,
despiértese al paciente.
No se haga del descanso en el espíritu el don
central del ministerio de sanación. La sanación viene de la presencia de Jesús
sanador y Salvador y del poder de su Espíritu aceptado desde la fe.
Tampoco
se caiga en el otro extremo de denunciar este don como algo ajeno a la
Renovación Carismática y como una novedad de la Iglesia. Se trata de un fenómeno
conocido en la historia de la Iglesia.
fuente: enseñanzas del p. Ceferino Santos sj
Ver Enseñanza I sobre "Descanso en el Espíritu"
Ver Enseñanza I sobre "Descanso en el Espíritu"
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