miércoles, 2 de abril de 2014

El arte de "administrar" conflictos

Llora con los que lloran,
sonríe con la victoria del otro.


Pedro, el apóstol impulsivo, es el tipo de "lider nato". Su sinceridad es radical.
Es un hombre impulsivo e impetuoso. Es conducido más por la acción que por la reflexión. Promete más de lo que cumple. Es aquel que, en una tribuna, comienza el grito de "gol". Va de un extremo al otro muy fácilmente. Tiene dificultades para esperar. Quiero todo para ayer. Llora con los que lloran. Sonríe con la victoria del otro. Es una persona simple y objetiva. No soporta burocracias inútiles. Cree en la empresa y dice que moriría por ella, aunque en la hora marcada, la mayor de las veces, tenga dificultades para apagar los incendios; casi siempre se arrepiente de sus fallas y tiene el coraje de pedir perdón. Reconsidera sus actos y cambia de ruta.

Pedro es un líder amoroso. Quien tiene alguien así en su grupo acogerá resultados de unión entre sus miembros. Es sin dudas un tipo difícil en razón de su inestabilidad y su impulsividad, pero, si administra con sabiduría, es el gerente ideal de toda empresa. No le faltará iniciativas. El no deja a nadie parado e identificará fácilmente al traidor. Los "Pedros" no soportan el espíritu de división. Son personas poco ambiciosas. Pero si no fuesen valorizados, normalmente se vuelven "piedras" en el camino del director.

Este apóstol es citado 154 veces en el Nuevo Testamento con el nombre de "Pedro", o sea, "piedra". En verdad, esa es la traducción para "Kefa", en arameo, lengua materna de Jesús. Es llamado también 75 veces por su nombre original "Simón". Otras veces aparece simplemente como "hijo de Juan" o, en forma aramea, "hijo de Jonas".

Era natural de la pequeña ciudad de Betsaida, en los alrededores del mar de Galilea, De ahí vino también Andrés, su hermano, y Felipe. Tenía un fuerte destaque como pescador de Galilea. Pero Pedro no era un pescador cualquiera. Tenía una pequeña empresa de pesca en sociedad con un tal Zebedeo, que era padre de otros dos apóstoles: Juan y Santiago. Debía tener alguna estabilidad económica. Parece también que era un hombre religioso. Tanto es verdad esto que, juntamente con su hermano, fue a Judea a acompañar la predicación de otro profeta, Juan Bautista. Creía que Dios iba a intervenir en la situación de la época, ya que la región era dominada y explotada por los romanos.

Pero era casado. Sabemos que, en cierta ocasión, Jesús curó a su suegra. Por ese hecho sabemos también que vivía en la ciudad de Cafarnaúm, a la orilla del mar de Galilea, bien en frente de la sinagoga. Por los hechos, la suegra vivía en la misma casa de Pedro. En el inicio, Jesús escogió apenas cinco apóstoles, conforme la costumbre de los rabinos de la época. Uno de ellos era Pedro. El número doce pasó a representar las tribus de Israel, o sea, el pequeño grupo de los apóstoles sería la simiente del nuevo pueblo de Dios.

Simón Pedro tenía un temperamento que unía algunos contrastes; era fuerte y al mismo tiempo débil; corajudo y al mismo tiempo emotivo; inteligente e ingenioso; capaz de dar la mejor respuesta y de decir a la vez la mayor pavada; podemos decir que era una persona totalmente humana. Pedro era piedra para construir y también para estorbar. Era el tipo de persona que acostumbramos llamar "hecho de piedra". Pero la cualidad que integraba todos estas paradojas es que Pedro era una persona absolutamente sincera."

Extracto del libro "Como liderar personas difíciles"


Foto
Padre Joãozinho, SCJ
http://blog.cancaonova.com/padrejoaozinho/
Padre da Congregação do Sagrado Coração de Jesus (Dehonianos), doutor em Teologia, diretor da Faculdade Dehoniana em Taubaté (SP), músíco e autor de vários livros.
28/03/2014 

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