El Señor derramó el Espirito Santo sobre Cornelio, centurión romano, cuando todavía era un pagano, y también sobre la familia de él, porque ella lo acogió.
Pedro señala que de repente, todos quedaron llenos del Espiritu de Dios. La evidencia para él, de que esta gracia había sucedido, fue que todos estaban rezando en lenguas y profetizaban. Pedro necesitó exponer la situación de aquellos que lo acompañaban: “¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?” (He 10,47).
Esta es la gracia maravillosa que Dios tiene para Su Iglesia hoy. El Señor quiere transformar los corazones más endurecidos, las personas más dañadas por la sociedad, más pisoteadas por la vida. De esta forma, todos quedarán llenos del Espiritu Santo.
La transformación de nuestra casa sucede por el derramamiento del Espirito. Nuestra parte es querer y pedir al Señor la gracia mayor: el bautismo.
¡Dios te bendiga!
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente Portal Canción NuevaFundador de la Comunidad Canción Nueva
Traducción: Thaís Rufino de Azevedo
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