Así como el Señor quiere la paz de nuestro corazón, el adversario quiere destruirla
Santa Teresa de Ávila compuso una oración que podría bien llamarse “la oración de los valientes guerreros”. Nada te perturbe, nada te asusta, todo pasa, la paciencia todo lo alcanza. ¡quien tiene a Dios nada le falta! ¡Solo Dios basta!.
“Nada te perturbe”, esta es la voluntad de Dios. Santa Teresa no hizo poesía. tampoco romance. Ella era una mujer que enfrentaba problemas en el carmelo. Fue una valiente guerrera que recibió de Dios la incumbencia de hacer la renovación del Carmelo: caminaba de monasterio en monasterio enfrentando grandes problemas. Fue en esta situación que ella hizo esta oración: “Nada te moleste”. Dijo eso para si misma en primer lugar, y después para sus hermanas.
“Nada te perturbe”, esta es la voluntad de Dios. Santa Teresa no hizo poesía. tampoco romance. Ella era una mujer que enfrentaba problemas en el carmelo. Fue una valiente guerrera que recibió de Dios la incumbencia de hacer la renovación del Carmelo: caminaba de monasterio en monasterio enfrentando grandes problemas. Fue en esta situación que ella hizo esta oración: “Nada te moleste”. Dijo eso para si misma en primer lugar, y después para sus hermanas.
“La paciencia todo lo alcanza”. La paciencia es activa, es fuerza y coraje. Por ella todo se alcanza. La paciencia es la virtud del guerrero que quiere ser valiente, que desea hacer parte de la tropa de elite del Señor. “¡Quien tiene a Dios, nada le falta! ¡Solo Dios basta!” Dios es suficiente para suplir todo, nosotros que somos “guerreros de poca fe”. Necesitamos volver a creer en la plena suficiencia del Señor.
Nuestra vida es un “carmelo relajado” y el Señor quiere que lo reformemos. La primera condición para eso es la paz. Pero es necesario saber que el enemigo es inteligente y su táctica es sucia!
Una vez, una persona quería exterminar las hormigas que estaban destruyendo sus cultivos. Ella quería poner veneno en la boca de cada hormiguero, pero no podía debido a la gran cantidad.
Un agrónomo, entonces, le enseñó: “¡No necesitas molestarte!” Toma este veneno y tiralo en cualquier lugar: él atrae las hormigas con su olor atractivo y sabor agradable. Ellas lo toman sin saber de que se trata y lo llevan para el hormiguero. Ahi adentro, en un clima favorable, con calor y humedad, el veneno comienza a aflojarse. El gas tóxico acaba matando las hormigas”.
Es eso lo que el diablo hace con nosotros. Él va lazando su veneno y nosotros no nos damos cuenta que es tóxico, porque es atrayente, hasta sabroso. Ya que él no puede impedir que seamos hijos de Dios, elegidos del Señor; ya que no puede retirar de nosotros la efusión del Espíritu Santo ni la gracia de ser combatientes, él intenta destruir nuestra vida. Vamos acumulando todo dentro de nosotros sin ningún discernimiento; no nos damos cuenta de cuanto veneno estamos llevando para nuestro interior. En el clima favorable de nuestro corazón, ese veneno comienza a liberar gases tóxicos, envenenando por dentro.
Llevamos a nuestro corazón resentimientos, mientras la Palabra nos advierte: “Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados” (Ef 4,26).
Si tenemos que lavarnos todos los días, también tenemos que lavar nuestro corazón diariamente. No podemos dormir con las bacterias que nos acompañan el día entero. Del mismo modo, no podemos dormir con las bacterias procedentes del propio infierno. Estos sentimientos nos quitan la paz. Acumulados en nosotros, se convierten en basura peligrosa que va poco a poco, envenenandonos. Es necesario convencerse de que la primera virtud del guerrero es la paz del corazón; no podemos perder por nada.
Enfrentamos muchos problemas: desempleo, falta de dinero, dificultades con los padres, con los hijos, consumo de drogas, bebidas, enfermedades…Pero nada de eso puede nos quitar la paz. El Señor nos dice: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rm 8,31). Él quiere quiere convencernos, Él esta en el control de todo. La tempestad es fuerte, el viento es impetuoso, pero Jesús está en el barco. Aunque parezca estar durmiendo, Él esta en el control de todo. Él esta en el control de todos los acontecimientos de nuestra vida y en el dice: “Nada puede quitar vuestra paz”.
Es en la paz, en la serenidad, que vamos a recibir la fuerza, la sabiduría de Dios para enfrentar los grandes problemas. El diablo es maestro en aumentar las cosas. Él abusa de nuestra sensibilidad, le gusta dramatizar las cosas y hacer una “tempestad en un vaso de agua”. Él nos anima a perder la paz. Pero confíe: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rm 8,31). La repuesta es: nadie, porque es el amor de Dios derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos sostiene.
Así como el Señor quiere la paz de nuestro corazón, el adversario quiere destruirla. Él sabe que es en ella que habita el Espíritu de Dios. Tu necesitas hacer de todo para no perder la paz y, cuando la pierdas, adquirirla inmediatamente.
El guerrero no puede perder la paz del corazón: ella es su principal arma de defensa y ataque. En el momento en que tu la pierdes, los acontecimientos hacen que tu barco tiemble, entonces grita pidiendo socorro. Ten la seguridad de que Dios vendrá en tu rescate Él te va devolver la paz. Tu eres guerrero de Dios. Él vendrá en tu ayuda.
¡Estáte atento! De modo especial, no dejes de pasar por una inspección las cosas nuevas que surgen en tu vida: un amor nuevo, un trabajo, un apostolado.. Cualquier cosa nueva que entra en tu vida. No sigas el primer impulso, sea de entusiasmo o miedo; pasa todo por la inspección (discernimiento) del Espíritu Santo, en la oración y en la escucha.
Artículo extraído del libro ‘Combatientes en la prueba’, de monseñor Jonas Abib.
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
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