"No podemos perder nuestra esperanza en el futuro
los que hemos visto en el pasado las
maravillas de Dios.
Él seguirá buscando colaboradores fieles para su obra de la
renovación en el Espíritu.
Él les va a pedir una mayor docilidad para seguir sus impulsos
y mociones;
más apertura para acomodarse a sus discernimientos y mociones;
más
capacidad para aceptar las imprevistas novedades del Espíritu,
más madurez e integración
eclesial,
más flexibilidad para someterse a las nuevas señales del Espíritu;
menos miedo a
las sorpresas y a los imprevistos de Dios,
que nos descolocan de nuestras instalaciones
demasiado humanas.
El futuro es de Dios y del protagonismo de su Espíritu..."
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