en éste primer día de Adviento queremos invitarles a preparar el corazón.
En los atrios del Año de un año Santo
queremos abrirnos a la misericordia de Dios
para que sea Él mismo quien nos prepare con el agua y el fuego de su Espíritu.
Que lave nuestras impurezas,
que riegue nuestros desiertos,
que queme nuestras ataduras y toda nuestra paja.
Sólo un corazón limpio puede ver a Dios.
sólo un corazón encendido puede acoger al Salvador.
Con el agua de Tu piscina,
límpiame de mis impurezas.
Con el agua de tu costado
riégame, y haz mi desierto fecundo.
Con el Agua de tu Espíritu,
sáciame y pon una fuente en mis entrañas.
Con el fuego de tu hoguera
quema mis apegos y ataduras.
Con el fuego de tu corazón
cauteriza mis llagas y tumores.
Con el fuego de tu Espíritu
enciéndeme y hazme fuego.
Con la Sangre de tu costado,
sáciame,
Con la Sangre de tu corazón,
embriágame.
Con la Sangre de tu Espíritu,
enamórame.
Mi Señor,
límpiame, transfórmame,
hazme tu ícono y tu testigo.
¡Amén!
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