lunes, 14 de noviembre de 2016

AMA A ALGUIEN Y LLÉVALO AL CIELO

“Proclamad su gloria a las naciones,a todos los pueblos sus maravillas”1 Crónicas 16,24

Muchas personas están muy carentes de amor. El filósofo judío Filon de Alejandría (cerca de 20 a.C. – 40 d.C.) afirmó: “Sea amable, pues cada persona que encuentras enfrenta una gran batalla”. El sabía que las personas estaban sufriendo. A pesar de las apariencias, a pesar del rostro que esa persona muestra al mundo, cada uno de nosotros sufre alguna cosa. Muchos de nosotros intentamos aliviar los sufrimientos con los “remedios” que el mundo sugiere: materialismo, entretenimiento, pasatiempos, sexo, comida, bebida, drogas. En vez de hacernos sentir mejor, tales cosas, muchas veces, desvían nuestra atención de Dios y consecuentemente, nos vuelven carentes de amor y vacíos. No importa cuales son los desafíos que tú y tu familia están enfrentando: desempleo, problemas financieros, de salud, vicios, divorcio; la única fuente duradera de comodidad y seguridad es Dios Todopoderoso.

Los primeros cristianos eran tan cariñosos y compasivos que sus vecinos paganos se maravillaban: “¡miren como se aman!”. El cariño de los primeros cristianos atraía a muchos a la conversión y sirvió para formar la Iglesia. No es diferente de hoy: todos quieren ser tomados de amor al cuidar de las personas.

Es a través del amor que Jesús atrae las almas para Si. Es por amor que Jesús rescata las ovejas perdidas. Además, Cristo espera que cada cristiano bautizado se una a El en la misión de salvar almas.

Antes de subir al cielo, Jesús dijo: “Id pues y haced discípulos a todas las naciones” (Mt 28,19). Desde entonces, la Iglesia católica ha entendido que su principal misión es evangelizar. Mientras tanto, la evangelización no se limita a los misioneros enviados a tierras lejanas. Tu y yo tenemos la misión de llevar el mensaje del Evangelio y del amor a Dios para nuestra familia y amigos, vecinos y colegas de trabajo.

Tal vez estés pensando: “Mi fe es algo particular. No quiero hacer proselitismo”. Tal vez tienes miedo por no conocer tu fe de forma suficiente para explicar a los otros. No necesitas ser un teólogo. Lo que deberás hacer es lanzar la semilla, lo que no es necesario hacer abordando cuestiones doctrinales difíciles, sino solo contando la historia de las cosas buenas que Dios hizo en tu vida. Puedes hablar sobre las oraciones que Dios te ha respondido, la paz que fue restaurada en tu familia y de todas las otras bendiciones que Dios te ha dado.
Si hablas con el corazón, con sinceridad y con amor, sucederán cosas maravillosas.
¡No tengas miedo!
Ábrete a rezar todos los días para que Dios te conceda la gracia de ayudar a llevar a alguien para el cielo. Muchos apóstoles laicos ya están respondiendo a este llamado, así como varias parroquias, innumerables diáconos y sacerdotes, religiosos y obispos que valiente y amorosamente, están trabajando juntos como una familia para traer a nuestros hermanos y hermanas hacia casa. En el 2006, en el cuadragésimo año de la publicación del documento el Concílio Vaticano II, el entonces Papa Benedicto XVI recordó que la Iglesia “no es algo opcional, sino la misma vocación del pueblo de Dios, un deber que le corresponde por órden del mismo Señor Jesucristo”

Antes de comenzar a hablar de fe, escucha a la persona con quien vas a hablar.
¿Qué luchas o desafíos está enfrentando? Tu amigo o amiga acabó de pasar por una pérdida significativa? Tu esfuerzo junto a él o ella será en vano si te la pasas una hora hablando sobre doctrina mariana, cuando lo que él necesita realmente escuchar es la enseñanza restauradora de la Iglesia en su sufrimiento redentor. Con frecuencia recurrimos al soporte intelectual de la fe católica cuando alguien está luchando frente a un profundo proceso emocional, lo cual tiene que resolverse de forma completamente diferente, pero siempre con la verdad de la Iglesia. Recuerda que nadie se interesa por la sabiduría que tienes hasta que saben el interés que tienes por ellos. Vale la pena repetir esto: a nadie le importa lo mucho que sabes hasta que sepan cuanto te preocupas por ellos.

Todos estamos llamados, cada uno en su camino, a guiar almas. Tenemos que estar abiertos al Espíritu Santo y aprovechar cada oportunidad como don de Dios. San Pablo nos dice en la 1 Carta a los Corintios 9,16: “Ay de mí si no evangelizo”. Cuando el Espíritu Santo te da una oportunidad de hablar con alguien sobre la fe, no le des las espaldas. Cuando des tu testimonio, hazlo con humildad y compasión, no con juicio ni condenación. Todos los días, todo el día, Dios te está diciendo: ” ¡Yo estoy aqui y te amo, vuelve a mí!”.

La mayoría de las personas que no escuchan la invitación de Dios no Lo está rechazando con convicción. Ellas están tan absorbidas por las distracciones del mundo que simplemente no se concientizan de que Dios existe. Mientras tanto el don de Su misericordia está siempre disponible, esperando el día en que tales ovejas perdidas perciban cuánto necesitan de El.

Si los miembros de tu familia están entre las ovejas que se alejaron de la Iglesia, nunca pares de rezar por ellos. Uno de los momentos más eficaces para orar por su retorno es durante la consagración en la Misa, cuando el sacerdote eleva el cáliz con la preciosísima Sangre de Jesús.
Recuerda que por amor y compasión con la humanidad pecadora, Cristo derramó su sangre para la salvación del mundo: y él lo hizo con la finalidad de no perder ni una alma. Así, en la elevación del cáliz, cita los nombres de tus seres queridos, colocándolos frente a la Preciosísima Sangre de Jesús.

Tal vez el desafío espiritual más grande que nuestras familias enfrentan hoy es la batalla contra el secularismo humano, el cual es definido como una “filosofía humanística considerada como una religión atea, opuesta a la religión tradicional”. Otra fuente la define como “la visión de una religión global basada en el ateísmo, en el naturalismo, en la evolución y en el relativismo ético”, en que los humanistas seculares son ateos y adoptan un “relativismo ético”, esto es, la idea de que no existe un código moral absoluto, por lo tanto, nosotros seríamos libres para adaptar nuestros patrones éticos de acuerdo con cada situación.

Puede ser que a varias personas religiosas les parezca dificil resistir al secularismo humano, pues lo conocen bien. Mientras tanto, tu tienes que resistirte a esa filosofía pues ella no viene del Evangelio, no es el plan de Dios para la humanidad. Si estás muy relacionado a la rutina de tu correteo diario, si te encuentras perdiendo la Misa e ignorando tus oraciones, detente un momento ahora y mira a tu alrededor, no apenas para el exterior sino también interiormente.

¿Existe algún vacío?
Estoy seguro que si, entonces anda a Misa, recibe con frecuencia los Sacramentos y no te prives de las oraciones pues estas son las llaves para que permanezcas en la paz de Dios, reconociendo Su verdadero plan para este mundo. Así como es importante amar a los otros para llevarlos al cielo, es igualmente importante amarnos a nosotros mismos para que vayamos al cielo, y hacemos eso con la finalidad de descansar en la presencia del Señor.

Del Libro “Católicos, vuelvan a casa” de Tom Peterson
publicado por Canción Nueva en español.

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