lunes, 14 de noviembre de 2016

El amor celoso de Dios

Dios ardió con un amor celoso por ti. Ardió con un amor celoso, significa que quiere ser para ti el único Señor, el único amor. Nos llama a la conversión que siempre tiene dos elementos: convertirnos «de» y convertirnos «a». Hemos de dar la espalda a todo lo que nos aleja del único Señor, del que somos propiedad exclusiva. Hemos de dar la espalda a las fuerzas del egoísmo que nacen en el fondo de nuestra psiquis, y que buscan la seguridad. Si tú te creaste un sistema de seguridad, pero Dios luego hizo que tu «maná» se pudriera, no olvides que El lo hizo por amor. Dios te despoja de aquello que te hace cautivo y que te resta fe en su amor. Porque E1 es el único Señor, tuyo y de tu «maná», es decir, de tu pan de cada día, de tu existencia. De E1 depende todo. El, independientemente de tu reconocimiento, seguirá siendo el único Señor, pero el Señor que ama. El no quiere que te pierdas en el reino de un falso dios, porque ese reino te destruye. Eres propiedad de El con todo lo que posees, con tu cuerpo y tu alma; con tu trabajo, que también de El depende; con tu vivienda que es su propiedad; y con tus hijos, que le pertenecen como tu tiempo, a pesar de que a veces se lo regateas como un avaro, siendo que todo tu tiempo también le pertenece.

El Evangelio dice que no se puede servir a dos señores. «Servir», en griego, significa servir como lo hace un esclavo en relación con su amo. En tiempos de la esclavitud, un esclavo no tenía tiempo para sí, era el amo quien disponía de su tiempo totalmente. A Dios hay que dárselo todo, hay que saber devolverle lo que. es de El, y ese es el programa de nuestra conversión. También hay que aceptar su amor celoso, aceptarlo a El como único Valor y único Amor. En las palabras «amor celoso» está plasmada toda la profundidad del amor de Dios, porque se trata de un amor celoso no para sí, sino para ti; celoso para que no te pierdas al ponerte al servicio de un falso dios.

Un hombre que alcanza la unión con Dios y llega hasta la santidad, es un hombre que recibió a Cristo hasta el fin como único amor. Hay dos categorías de personas creyentes: aquéllas que acumulan méritos, y aquéllas que simplemente tratan de amar. Y amar no solamente significa dar, sino en un mayor grado recibir, recibir el amor de la otra persona. Amar a Dios significa recibir su amor, su celoso amor por ti, un amor celoso y lleno de locura, que desea protegerte de todo lo que puede ser un peligro para tu libertad y tu fe.

El Señor ardió con un amor celoso por ti. Ese amor es el tormento de Dios, es el hambre que Dios siente por ti, que eres su hijo, su propiedad. El luchará por ti. Su celoso amor a veces será difícil, porque tú a veces te escaparás de entre sus manos, e irás hacia el abismo, con frecuencia sin saberlo. Y a veces Dios tendrá que sacudirte, tendrá que darte gracias «difíciles», pero lo hará para salvarte, para que al fin te abandones a El; al amor celoso de Dios.

P. Tadeusz Dajczer
fuente Meditaciones sobre la fe

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