Noción de canon: en este enlace estudiamos la etimología de la palabra “canon”, y lo que se quiere decir con la expresión “canon bíblico”.
A. Historia de la formación del Canon del Antiguo Testamento:
Constituido Israel en pueblo escogido se preocupó muy pronto de la consignación escrita de sus leyes, su historia y el mensaje de los profetas. Surgió así la literatura israelita que estudiamos aquí.
Ahora bien, la producción literaria israelita no se limitó a los libros canónicos. Surge así una cuestión: ¿cómo se realizó de entre esa producción la selección de los libros canónicos? ¿Cómo se formó el canon israelita?
Aunque, la historia del canon en el judaísmo es importante, lo que nos importa ahora a nosotros es: ¿cómo se incorporó y por qué el canon judío del Antiguo Testamento al cristianismo?.
B. Historia de la formación del Canon del Nuevo Testamento.
Pocos años después de la muerte de Cristo surgieron ya intentos de escribir la vida y doctrina del Señor. Así aparecen los Evangelios, las cartas de san Pablo, de algunos Apóstoles, el Apocalipsis y otros escritos que forman lo que podemos denominar la literatura cristiana primitiva.
También aquí, como ocurrió en Israel, nos encontramos una literatura cristiana amplia, más extensa que la canónica. La Iglesia, con el tiempo, fue recibiendo algunos libros como inspirados, distinguiéndolos netamente de los demás. Surge así la pregunta: ¿Cómo se realizó la selección de los libros canónicos? ¿Cómo se formó el canon cristiano?
Desde el s. VI quedó claramente determinado el canon del Antiguo Testamento en el seno del Cristianismo; a partir del mismo siglo se llegó a la unanimidad sobre el canon del Nuevo Testamento en Occidente y en el s. VII en Oriente. No sería hasta s. XVI, con el Humanismo, cuando surgieron algunas Divergencias sobre la extensión del canon bíblico. Nos preguntamos aquí: ¿En qué consistían estas divergencias sobre la extensión del canon bíblico y cómo se solucionaron? ¿Cuál fue la trascendencia de la declaración del Concicilio de Trento?
Resumiendo. Discerniendo el canon de las Escrituras, la Iglesia discernía y definía también su propia identidad, de modo que las Escrituras son, a partir de ese momento, un espejo en el cual la Iglesia puede redescubrir constantemente su identidad, y verificar, siglo tras siglo, el modo como ella responde sin cesar al evangelio, del cual se dispone a ser el medio de transmisión (Dei Verbum, 7).
C. Criteriología del Canon.
Hemos visto el largo y laborioso proceso histórico en el que se fue formando el canon bíblico tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Pero se hace necesario, también, realizar un estudio más sistemático y sintético en torno a los criterios que condujeron a esta realidad. Esto es lo que vamos a intentar en el siguiente apartado: “Criteriología del Canon“.
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