miércoles, 9 de noviembre de 2016

El Rosario de María

En la solemnidad de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, celebrada en la Basílica de San Pedro, Juan Pablo II elevó un ruego: «Dios te salve María, Tú la que has creído, bendita seas. El Evangelista dijo de ti: `María guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón'. Tú eres la memoria de la Iglesia y la Iglesia aprende de ti, María que ser madre significa ser una memoria viva, es decir, guardar y meditar en el corazón las experiencias gozosas, dolorosas y gloriosas». Las experiencias de su Hijo, y las que ella vivió como Madre a su lado, siempre las recordó y meditó en su corazón. Desde entonces ella ha sido y sigue siendo la memoria de la Iglesia.

De acuerdo con las palabras de Su Santidad, María es la memoria de la Iglesia. En su vida tuvieron lugar, entre otras cosas, la Anunciación, la Presentación de Jesús en el templo y el Hallazgo de Jesús entre los doctores. Si el Evangelio nos dice que ella todo lo guardaba y meditaba en su corazón, eso significa que ella componía su oración con estos acontecimientos. Es como si ella rezara su rosario, un rosario sin cuentas, volviendo siempre a lo importante en la vida de su Hijo y en su propia vida. María no podía olvidar el primer acontecimiento de gran importancia en su vida, que fue La Anunciación, ni tampoco los demás acontecimientos gozosos, ni aquellos que se relacionaran con la Pasión y la Resurrección de su Hijo. Y esa fue su oración.

Si rezas el Rosario oras como María, eres como una imagen de la Madre de Dios. La imitas en guardar y meditar los misterios del Hijo y de la Madre. Ella es la memoria de la Iglesia, nuestra memoria sobre aquellos acontecimientos que deben ser para nosotros algo vivo. A1 meditarlos entras en contacto con esos misterios, y así se convierten en canales de gracia para ti. Enamorarse del Rosario significa enamorarse del Evangelio, enamorarse también de María y de todas las cosas que ella guardaba y meditaba en su corazón, aquellas que fueron el contenido de su vida.

P. Tadeusz Dajczer

fuente Meditaciones sobre la fe



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