II CERCO DE LA MISERICORDIA
COMUNIDAD PIEDRAS VIVAS
Parroquia San Miguel Arcángel
¡Paz y Bien, Familia!
La segunda jornada del II Cerco de la Misericordia
se pone en marcha y, como lo esperamos y deseamos para la primer jornada que en
este día una lluvia de gracias renueve y vigorice familias, enfermos,
corazones, proyectos, anhelos…
En el Nombre Santo, Jesús, nos reunimos para dejarnos
sumergir en ése océano infinito de Amor que reinflama lo que débilmente está
ardiendo.
¿Van a vivir éste tiempo en Familia?
Les invitamos a “preparar en el corazón del hogar”
un espacio oracional.
Recuerden que somos un todo, una unidad, por eso,
para que todo nuestro ser “comprenda desde lo más exterior” que éste momento es
“especial” les invitamos a preparar con esmero un “espacio oracional”
Procuren hoy y siempre que en el centro del “altar
familiar” LA PALABRA sea la que presida.
Busquen una vela, -Jesús es la Luz que todo lo
penetra!- y que ella, encendida, les recuerde la presencia silenciosa de Él que
arde de Amor por cada uno.
Sería oportuno disponer de un ícono de Jesús
Misericordioso y no olviden tener a mano el Rosario,
Cuando lo exterior este listo, entren
silenciosamente en ése lugar sellado con el agua bautismal… ¡nuestro sagrario
interior!
¡Dios Bendiga este
Cerco!
¡Lluvia de Gracias,
querida Familia Piedras Vivas!
JESUS, ROSTRO DE LA MISERICORDIA
G2
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GUÍA Día2
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BIENVENIDA
Hoy nuestra casa se hace templo, lugar sagrado,
Para compartir y vivir una experiencia fuerte de Dios.
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HOY, aquí, en nuestro hogar estamos reunidos
Para SER ENCENDIDOS POR UNA LLAMA QUE
PURIFICA E ILUMINA
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Vamos a dejar atrás toda tibieza y el
cansancio,
preocupaciones
y angustias;
entremos, en
esta celebración confiados, esperanzados
Como Familia en
el Corazón de Dios
Alegrándonos
con el canto…
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CANTO
SEÑOR YO QUIERO OBEDECER, A TU VOZ
DERRAMA TU ESPÍRITU, JESÚS! EN ESTE LUGAR!
DERRAMA
TU AMOR AQUÍ, DERRAMA TU AMOR AQUÍ,
HAZ LLOVER HOY AQUÍ, AGUA VIVA!
SEÑOR
YO QUIERO ADORAR / VIVIR EN TU AMOR
ENSÉÑAME A ESTAR EN TI, SEÑOR / TÚ
ERES MI SALVADOR! ¡DERRAMA…!
SEÑOR YO QUIERO ENTRAR, EN TU CORAZÓN
CONOCER LA INTIMIDAD QUE HAY EN TI /
¡DERRAMA TU UNCIÓN!
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PRESENTACIÓN DEL TEMA
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1
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En noviembre del año 2014,
en nuestra pequeña comunidad,
Dios preanunciaba el Tiempo de la
Misericordia que vendría.
Cuatro meses después, el Santo Padre nos
sorprendió
Anunciando éste Jubileo que estamos
viviendo.
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Dios necesitaba despertarnos de la dormición
en que estábamos sumergidos;
Necesitaba despertarnos porque el mundo
aletargó nuestros sentidos,
Nuestra soberbia, las preocupaciones, las
intrigas…
¡el mismo pecado!... Han usurpado nuestro
Sagrario Interior,
Lo más precioso que nos fue regalado ha sido
violado
¡Nos hemos dormido!
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En
éste cerco, al concluir el Año Jubilar pedimos con insistencia
que
Dios vaya restaurando lo que está roto y dañado.
Permitamos
que el velo del Templo se corra,
Se
nos revele el Rostro Misericordioso de Dios y,
La
llama vuelva a re-inflamarse de Amor.
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CANTO
RESTAURA NUESTRA
CASA, SEÑOR! RESTAURA NUESTRA CASA, SEÑOR
BENDICIÓN,
DERRAMA AQUÍ, NUESTRA CASA ¡VEN A RECONSTRUIR!
CON SEÑALES Y
PRODIGIOS, HOY AQUÍ, ¡DERRAMA TU ESPÍRITU!
Restaura nuestra
VIDA…. Restaura nuestra IGLESIA…
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INVOCACION ESPIRITU SANTO
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2
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Necesitamos cada día descubrir
y contemplar
El misterio de la
misericordia divina,
Ella es fuente, condición,
revelación;
Es acción del amor de Dios
por nosotros.
Pidamos juntos el Espíritu
Santo de Dios,
Para vivir desde el Corazón
mismo de Dios,
Esta segunda jornada del
Cerco.
¡Ven, ven, ven. Espíritu Santo!
TRANSFORMA MI VIDA, QUIERO RENACER,
QUIERO ABANDONARME EN TI SEÑOR,
SUMERGIRME EN TU RÍO DE AMOR,
DERRIBAR LAS BARRERAS QUE HAY EN MI CORAZÓN.
Nos persignamos diciendo:
+ ¡Abre, Señor mi
mente!
+ ¡Abre, Señor,
mis labios!
+ ¡Abre, Señor mi
corazón;
Para que pueda
recibir y anunciar Tu Palabra!
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FRENTE AL SANTISIMO
SACRAMENTO
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3
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(Sólo si la celebración la estás viviendo comunitariamente
delante del Santísimo Sacramento en una Iglesia o capilla.
Si estás en tu hogar recita el Salmo 23)
El Santo Padre, en la
Bula que convoca al Jubileo expresa que
“la misericordia es la
viga que sostiene la vida de la Iglesia” (cfr. Nº 10)
¡Y ciertamente lo es!
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Esa expresión nos recuerda también a Aquel que es
la Piedra Angular,
La “Piedra” que sostiene, la que apuntala, la que
da cohesión.
¡el Hijo del Dios Vivo, Jesús, el centro de Todo!
¡El es el CORAZÓN de estos tiempos de oración!
El nos convoca, por Él estamos reunidos!
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Sí Él es el centro, a Él necesitamos dirigir la
mirada.
Hacia Él tienen que estar ORIENTADOS todos
nuestros sentidos.
Sí, necesitamos contemplar la misericordia divina,
Ella tiene un Rostro concreto,
es el Rostro de Aquel que no solo convoca,
Es el Rostro del que nos alcanzó la Salvación.
Hoy, querida familia, nos congregamos para mirar y
admirar,
Para alabar y adorar el Rostro de la Misericordia.
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Te
invitamos a cantar o recitar el Salmo 23
Salmo 23
¡Portones alzad los dinteles!
Que se abran las puertas eternas,
Va a entrar el Rey de la Gloria,
Dios de la Gloria el Dios inmortal.
El Dios Altísimo, Omnipotente Rey de Gloria es Él.
Fuerte y valiente subirá el Señor de los
ejércitos, Dios de Israel. ¡Portones alzad los dinteles!
Que se abran las puertas eternas,
Va a entrar el Rey de la Gloria,
Dios de la Gloria el Dios inmortal.
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ORACIÓN A LOS PIES DEL
SEÑOR
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4
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Si la celebración es
comunitaria, frente al Santísimo, puestos de rodillas.
Si estamos en nuestros
hogares, puestos de rodillas, podemos hacer un momento de silencio, cerrar
los ojos y contemplar con el Corazón el Sagrario que acostumbramos visitar.
Imaginamos que nuestro corazón está en ése lugar en éste momento y recitamos
la oración
Recitamos en dos coros, Varones
y mujeres, la “Oración a la misericordia divina”
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Jesús,
Tú que representas el rostro de la misericordia,
Llévanos
por ella al encuentro con Dios nuestro Padre.
Ayúdanos
a cumplir con Tu Palabra,
Que
trae a nuestra vida serenidad y paz.
Guíanos
en la construcción de tu Reino,
Que
es fuente de amor y alegría.
Condúcenos
por el camino de la esperanza,
De
ser amados, a pesar de nuestras limitaciones.
Abre
la puerta de la misericordia en nuestro corazón
Para
que podamos experimentar tu consuelo y tu perdón.
Danos
un alma sensible para atender
Las
necesidades y las debilidades
De
nuestros hermanos en el camino de la vida,
Por
tu amor.
Tú
que nos llamaste a vivir en la misericordia,
Danos
tu fuerza y tu poder
Para
que venzamos el rencor, el odio,
La
violencia y la indiferencia.
¡Que
la misericordia y la compasión de tu amor,
Sostengan
nuestra vida y la de tu Iglesia!
¡Que
aprendamos a vivir este año del jubileo,
A
la Luz de tu Palabra,
Para
contemplar tu misericordia
Y
aceptarla como nuestro estilo de vida!
Para
este Año Santo y por siempre,
¡Amén!
¡Amén! ¡Amén!
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LITURGIA DE LA PALABRA
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5
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Tomamos nuestras Biblias y buscamos
De las Cartas Paulinas a los Efesios, Capítulo 2;
Versículos 4 al 10.
“Pero Dios, que es rico en misericordia,
por el gran amor con que nos amó,
precisamente cuando estábamos muertos a causa de
nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo
-¡ustedes han sido salvados gratuitamente!-
y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar
con él en el cielo.
Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos
futuros
la inmensa riqueza de su gracia por el amor que
nos tiene en Cristo Jesús.
Porque ustedes han sido salvados por su gracia,
mediante la fe.
Esto no proviene de ustedes,
sino que es un don de Dios;
y no es el resultado de las obras, para que nadie
se gloríe.
Nosotros somos creación suya:
fuimos creados en Cristo Jesús,
a fin de realizar aquellas buenas obras,
que Dios preparó de antemano para que las
practicáramos.”
Palabra de
Dios.
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SALMO
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6
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Buscamos en nuestras Biblias el Salmo 27
El salmo 27 es una plegaria urgente e
intensa de David.
Su corazón tiene un solo deseo, una
ambición:
Contemplar la hermosura, el rostro de Dios.
Hagamos nuestra ésta oración.
El Señor es mi luz y mi
salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte
de mi vida,
¿ante quién temblaré?
Cuando se alzaron contra
mí los malvados
para devorar mi carne,
fueron ellos, mis
adversarios y enemigos,
los que tropezaron y
cayeron.
Aunque acampe contra mí
un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una
guerra contra mí,
no perderé la confianza.
Una sola cosa he pedido
al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del
Señor
todos los días de mi
vida,
para gozar de la dulzura
del Señor
y contemplar su Templo.
Sí, él me cobijará en su
Tienda de campaña
en el momento del
peligro;
me ocultará al amparo de
su Carpa
y me afirmará sobre una
roca.
Por eso tengo erguida mi
cabeza
frente al enemigo que me
hostiga;
ofreceré en su Carpa
sacrificios jubilosos,
y cantaré himnos al
Señor.
¡Escucha, Señor, yo te
invoco en alta voz,
apiádate de mí y
respóndeme!
Mi corazón sabe que
dijiste:
"Busquen mi
rostro".
Yo busco tu rostro,
Señor,
no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu
servidor,
tú, que eres mi ayuda;
no me dejes ni me
abandones,
mi Dios y mi salvador.
Aunque mi padre y mi
madre me abandonen,
el Señor me recibirá.
Indícame, Señor, tu
camino
y guíame por un sendero
llano,
porque tengo muchos
enemigos.
No me entregues a la
furia de mis adversarios,
porque se levantan
contra mí testigos falsos,
hombres que respiran
violencia.
Yo creo que contemplaré
la bondad del Señor
en la tierra de los
vivientes.
Espera en el Señor y sé
fuerte;
ten valor y espera en el
Señor.
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G2
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Escuchando al Santo Padre
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7
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Queridos amigos,
Muchos de
nosotros andamos errantes por la vida.
Muchos de
nosotros experimentamos una herida que no tiene nombre, Que es difícil
identificar,
Que sólo percibimos por el vacío interior
que sentimos.
Hay una herida de amor en nosotros.
Hay una penumbra que está necesitando
ser bañada de Luz.
Este Cerco nos encuentra
para hacer visible lo que invisiblemente
nos perturba y nos duele.
El cerco es un espacio para que un
encuentro suceda.
Un encuentro como el que tuvo Zaqueo,
Como el que experimentó María la de
Magdala, o como Pedro o Juan,
El mismo Pablo de Tarso y tantos otros…
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Mientras contemplamos el Rostro
Misericordioso de Dios,
Escuchemos con atención
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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy
iniciamos las catequesis sobre la misericordia según la perspectiva bíblica,
para aprender sobre la misericordia al escuchar aquello que Dios mismo nos
enseña con su Palabra. Iniciamos por el Antiguo Testamento, que nos prepara y
nos conduce a la revelación plena de Jesucristo, en el cual se realiza la
revelación de la misericordia del Padre.
En
las Sagradas Escrituras, el Señor es presentado como “Dios misericordioso”.
Este es su nombre, a través del cual nos
revela, por así decir, su rostro y su corazón. Él mismo, como narra el Libro
del Éxodo, revelándose a Moisés se
autodefinió como: «El Señor, Dios misericordioso y bondadoso, lento para
enojarse, y pródigo en amor y fidelidad» (34,6). También en otros textos
encontramos esta fórmula, con alguna variación, pero siempre la insistencia
está puesta en la misericordia y en el amor de Dios que no se cansa nunca de
perdonar (cfr Gn 4,2; Gl 2,13; Sal 86,15; 103,8; 145,8; Ne 9,17). Veamos
juntos, una por una, estas palabras de la Sagrada Escritura que nos hablan de
Dios.
El
Señor es “misericordioso”: esta palabra evoca una actitud de ternura como la de
una madre con su hijo. De hecho, el término hebreo usado en la Biblia hace
pensar a las vísceras o también en el vientre materno. Por eso, la imagen que
sugiere es aquella de un Dios que se conmueve y se enternece por nosotros como
una madre cuando toma en brazos a su niño, deseosa sólo de amar, proteger,
ayudar, lista a donar todo, incluso a sí misma. Esa es la imagen que sugiere
este término. Un amor, por lo tanto, que se puede definir en sentido bueno
“visceral”.
Después
está escrito que el Señor es “bondadoso”, en el sentido que dona gracia, tiene
compasión y, en su grandeza, se inclina sobre quien es débil y pobre, siempre
listo para acoger, comprender, perdonar. Es como el padre de la parábola del
Evangelio de Lucas (cfr Lc 15,11-32): un padre que no se cierra en el
resentimiento por el abandono del hijo menor, sino al contrario continúa
esperándolo, lo ha generado, y después corre a su encuentro y lo abraza, no lo
deja ni siquiera terminar su confesión, como si le cubriera la boca, qué grande
es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y después va también a llamar
al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha
permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que como un
hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir
su corazón al amor, para que ninguno quede excluido de la fiesta de la
misericordia. La misericordia es una fiesta.
De
este Dios misericordioso se dice también que es “lento para enojarse”,
literalmente, “de largo respiro”, es decir, con el respiro amplio de la
paciencia y de la capacidad de soportar. Dios sabe esperar, sus tiempos no son
aquellos impacientes de los hombres; Es como un sabio agricultor que sabe
esperar, da tiempo a la buena semilla para que crezca, a pesar de la cizaña
(cfr Mt 13,24-30).
Y por
último, el Señor se proclama “grande en el amor y en la fidelidad”. ¡Qué
hermosa es esta definición de Dios! Aquí está todo. Porque Dios es grande y
poderoso, pero esta grandeza y poder se despliegan en el amarnos, nosotros así
pequeños, así incapaces. La palabra “amor”, aquí utilizada, indica el afecto,
la gracia, la bondad. No es un amor de telenovela. Es el amor que da el primer
paso, que no depende de los méritos humanos sino de una inmensa gratuidad. Es
la solicitud divina que nada la puede detener, ni siquiera el pecado, porque
sabe ir más allá del pecado, vencer el mal y perdonarlo.
Una
“fidelidad” sin límites: he aquí la última palabra de la revelación de Dios a
Moisés. La fidelidad de Dios nunca falla, porque el Señor es el Custodio que,
como dice el Salmo, no se adormenta sino que vigila continuamente sobre
nosotros para llevarnos a la vida:
«El
no dejará que resbale tu pie:
¡tu
guardián no duerme!
No,
no duerme ni dormita
el
guardián de Israel.
[...]
El
Señor te protegerá de todo mal
y
cuidará tu vida.
El te
protegerá en la partida y el regreso,
ahora
y para siempre» (121,3-4.7-8).
Y
este Dios misericordioso es fiel en su misericordia. Y Pablo dice algo bello:
si tú, delante a Él, no eres fiel, Él permanecerá fiel porque no puede
renegarse a sí mismo, la fidelidad en la misericordia es el ser de Dios. Y por
esto Dios es totalmente y siempre confiable. Una presencia sólida y estable. Es
esta la certeza de nuestra fe. Y luego, en este Jubileo de la Misericordia,
confiemos totalmente en Él, y experimentemos la alegría de ser amados por este
“Dios misericordioso y bondadoso, lento para enojarse y grande en el amor y en
la fidelidad”.
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INTENCIONES
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8
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A cada intención
respondemos:
¡Ayúdanos
a ser compasivos y misericordiosos como Jesús!
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·
Acompaña al
Papa Francisco en su misión de anunciar y revelar el misterio del amor, proclamado
por Jesús. Oremos…
·
Ilumina a la
Iglesia para que cada día demuestre, con su actuar, la riqueza del amor,
manifestado en Cristo Jesús. Oremos…
·
Haz que podamos
descubrir en nuestros hermanos el rostro sufriente de Jesús. Oremos…
·
Te pedimos que
nos ayudes a ser compasivos con nuestros hermanos que sufren, están
desamparados y son excluidos de las riquezas de éste mundo. Oremos…
·
Ayúdanos a
enfrentar, con paciencia y fortaleza, el camino de la enfermedad que nos
doblega el espíritu y el cuerpo, cuando afecta nuestras vidas. Oremos…
·
Enséñanos a ser
solidarios con todos nuestros hermanos que están pasando por momentos de
dolor; convierte nuestra indiferencia, que es otra cara silenciosa de la
violencia. Oremos…
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G2
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CORONILLA a Jesús
Misericordioso
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9
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Escribía Santa Faustina:
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“Alienta a las personas a decir la coronilla que te he dado…
Quien
la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte.
Deseo
conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en mi misericordia…”
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Presenta en el silencio
de tu corazón tus intenciones
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ORACIÓN FINAL – (Celebrante)
“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús
Como fuente de misericordia para nosotros, en ti confío”
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La Tradición nos enseña que San Miguel
preside el culto de adoración que se rinde al
Altísimo y,
ofrece a Dios, las oraciones de los fieles
simbolizadas por el incienso que se eleva ante el
altar.
La liturgia nos presenta a San Miguel
Como el que lleva el incienso que se eleva ante el
altar.
El que está de pie ante el altar como nuestro
intercesor.
El portador de las oraciones de la Iglesia ante el
Trono de Dios.
A Él invocamos respondiendo RUEGA POR NOSOTROS!
- San Miguel, RUEGA POR NOSOTROS
- Perfecto
adorador de Dios,
- Modelo de
pronta obediencia,
- Leal servidor
de Dios,
- Primer
defensor de la fe,
- Primer
testigo de Dios,
- Primer
defensor de la justicia,
- Abogado
nuestro,
- Justiciero de
Dios,
- Espada de
Dios,
- Defensor de
los hijos de Dios,
- Esperanza de
los combatientes,
- Intrépido
soldado de Dios,
- Liberador de
los oprimidos,
- Tú, a quien
la Iglesia implora en nuestra última hora,
- Tú, cuya
potente voz despertará a los muertos,
- Introductor
de las almas al cielo,
Oremos
San Miguel
Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y
acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra
humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que
Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus
malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén
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Oración Año Jubilar
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11
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Recemos en dos coros,
mujeres y varones,
La oración que el Santo Padre Francisco nos ha
propuesto
Para éste año de la misericordia.
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·
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a
ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve,
lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
·
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo
y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar
la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la
traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de
nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si
conocieras el don de Dios!
·
Tú eres el rostro visible del Padre
invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y
la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti,
su Señor, resucitado y glorioso.
·
Tú has querido que también tus
ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por
los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque
a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
·
Manda tu Espíritu y conságranos a todos
con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del
Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los
pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista
a los ciegos.
·
Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu
Santo por los siglos de los siglos. Amén.
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ORACION FINAL
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12
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Señor del perdón,
Que nos enviaste a tu
Hijo único, Jesús,
Para que conozcamos el
Camino, la Verdad y la Vida,
Te pedimos que nunca nos
apartemos de la senda
Que nos conduce a tu
divina misericordia.
Haz que por sus méritos
podamos alcanzar la felicidad
Y la vida eterna,
Junto a todos tus hijos
en el Reino de los Cielos.
A Ti, que vives y
reinas, por los siglos de los siglos.
Amén.
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Despedida
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13
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Querida Familia de Dios,
Después de contemplar el
Rostro de la Misericordia
debemos poner en acción lo que Dios inspiró y
despertó en nuestro interior.
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