martes, 15 de noviembre de 2016

II Cerco de la Misericordia - Tercer día


II CERCO DE LA MISERICORDIA
COMUNIDAD PIEDRAS VIVAS
Parroquia San Miguel Arcángel


¡Paz y Bien, Familia!

Un nuevo día nos encuentra reunidos en el Nombre Santo de Jesús para vivir lo que hemos llamado “II Cerco de la Misericordia” Estamos ya encontrando el ritmo de los pasos a seguir, estamos percibiendo cómo caminar y hacia dónde caminamos.
¡Vamos hacia un Corazón abierto de Amor!
Nos dirigimos y nos sumergimos en unas Llagas de Infinita Misericordia!
Marchamos hacia unos Brazos Poderosos que, abiertos de par en par, nos aguardan para abrazarnos con ternura, serenamente, con vigor, llenos de perdón, desbordantes de alegría.

Y como siempre sugerimos “preparar en el corazón del hogar” un espacio oracional.
Recuerden que somos un todo, una unidad, por eso, para que todo nuestro ser “comprenda desde lo más exterior” que éste momento es “especial” les invitamos a preparar con esmero un “espacio oracional”

Procuren hoy y siempre que en el centro del “altar familiar” LA PALABRA sea la que precida.

Busquen una vela, -Jesús es la Luz que todo lo penetra!- y que ella, encendida, les recuerde la presencia silenciosa de Él que arde de Amor por cada uno.
Sería oportuno disponer de un ícono de Jesús Misericordioso y no olviden tener a mano el Rosario;
Cuando lo exterior este listo, entren silenciosamente en ése lugar sellado con el agua bautismal… ¡nuestro sagrario interior!

¡Dios Bendiga este Cerco!
¡Lluvia de Gracias, querida Familia Piedras Vivas!



ABRAZAR, ACOGER, PERDONAR ES NUESTRA ALEGRIA!

G3

GUÍA Noche 3
BIENVENIDA

En nuestro hemisferio sur, la llamada “corriente del Niño”
Ha generado grandes y poderosas tormentas.
Asistimos impresionados a lluvias torrenciales pocas veces vista;
Nos sorprendemos con vientos huracanados,
Con portentosos estruendos en los cielos…
¡Cuantos fénomenos de otro orden,
-pero tan destructivos como ése “niño”,-
están tocando nuestros matrimonios, nuestras familias…
Cuantos fenómenos poderosos están destruyendo nuestro futuro,
Nuestros hijos.
En esta jornada con olor a Hogar, a casa de familia,
queremos pedir a Dios Padre Misericordioso
Nos abrigue con su ABRAZO.
Necesitamos ser protegidos de las tormentosas noches de la vida.
Necesitamos del Abrazo tierno,
Del abrazo incondicional,
De Su abrazo de Padre Fiel.
        Llenos de esperanza
Como Familia en el Corazón de Dios, iniciemos nuestra oración
Alegrándonos con el canto…

CANTO
TE ABRO LAS PUERTAS DE MI CORAZÓN, TE DOY LIBRE ACCESO, SEÑOR!
TE ABRO LAS PUERTAS DE MI CORAZÓN, TE DOY LIBRE ACCESO, SEÑOR!
PUES CON TU BRAZO FUERTE, REALIZAS PRODIGIOS,
PUES CON TU BRAZO FUERTE, SENOR,
ME LEVANTAS DEL SUELO!



G3
PRESENTACIÓN DEL TEMA
1

Hoy es posible vivir la experiencia de ser ABRAZADOS.
Somos hombres y mujeres
necesitados, dolidos y adormecidos en áreas de nuestras vidas.
Somos hombres y mujeres necesitados del abrazo reparador de Jesús.
Los abrazos de Dios tienen ROSTROS CONCRETOS.
Los abrazos de Dios revisten formas variadas.
Los abrazos de Dios tienen sabor a TERNURA,
Son ABRAZOS que nos hablan de INCONDICIONALIDAD,
Hay ABRAZOS DE DIOS que son como los de papá: PROTEGEN,
Lo real es que Dios ABRAZA nuestras vidas.
Y Su ABRAZO CONTIENE TODO LO QUE NECESITAMOS.
En la noche vamos a contemplar una PARABOLA que RESUME EN UN ABRAZO TODOS LOS ABRAZOS,
Es la Parábola del HIJO PRODIGO.
Un Padre que ABRAZA CON TERNURA,
UN ABRAZO DE PADRE QUE NO CONDENA,
UN ABRAZO QUE CONTIENE,
UN ABRAZO DE PADRE QUE RESTAURA.
UN ABRAZO QUE PERDONA.
¿Oramos cantando?
CANTO
YO PENSÉ QUE PODÍA VIVIR, POR MI MISMO
YO PENSÉ QUE LAS COSAS DEL MUNDO, NO ME IRÍAN A DERRIBAR.
EL ORGULLO SE HIZO PARTE DE MI SER,
Y EL PECADO DEVASTO MI VIVIR.
DIJE, “PADRE, DAME TODO LO QUE ES MÍO”
LA PARTE QUE ME TOCA, POR HERENCIA”
FUI AL MUNDO, LO GASTÉ TODO. ME QUEDÓ SOLO PECADO.
AHORA SÉ QUE NADA TENGO. TODO ES DEL PADRE.
TODO ES DEL PADRE, TODA HONRA Y TODA GLORIA
DE ÉL ES LA VICTORIA, ALCANZADA EN MI VIDA.
TODO ES DEL PADRE,
SI SOY FRAGIL, PECADOR,
MAS FUERTE ES MI SEÑOR, QUE ME CURA POR AMOR.



G3
INVOCACION ESPIRITU SANTO
2


Padre del Cielo,
necesitamos y queremos ser FORTALECIDOS,
Te pedimos ESPÍRITU SANTO.
Te pedimos nos ENCIENDAS,
Te pedimos nos ABRACES FUERTE COM TU ESPÍRITU

¡Ven, ven, ven. Espíritu Santo!
TRANSFORMA MI VIDA, QUIERO RENACER,
QUIERO ABANDONARME EN TI SEÑOR,
SUMERGIRME EN TU RÍO DE AMOR,
DERRIBAR LAS BARRERAS QUE HAY EN MI CORAZÓN.

Nos persignamos diciendo:
+ ¡Abre, Señor mi mente!
+ ¡Abre, Señor, mis labios!
+ ¡Abre, Señor mi corazón;
Para que pueda recibir y anunciar Tu Palabra!

El Padre o Madre de Familia que preside:

Mis queridos,
El Corazón de Dios desborda de alegría por nosotros.
Somos una parte grande, importante del Cuerpo Vivo de Cristo.
Somos la porción que camina en éstas tierras.
Somos hijos de María de Guadalupe,
Estamos aquí esperando oír, ver, contemplar al Dios Vivo.
Tenemos la certeza que esto ASÍ SUCEDERÁ.
Así aconteció con los nuestros, con nuestros antepasados,
Con nuestros padres, con nuestros abuelos…
Un día el Dios Vivo que está en medio nuestro
les ha mirado a los ojos y los ha consagrado,
HOY QUIERE HACER LO MISMO CON NOSOTROS.
Abrazarnos y santificarnos.
¡que encontremos en la oración familiar aquello que nuestra vida necesita!

 
Adulto mayor
¿Queridos, ustedes qué vienen a Buscar?
Familia
SER ABRAZADOS POR LA MISERICORDIA DE DIOS.

Adulto mayor
¿Están dispuestos a ser incendiados, dejando que el AMOR DE DIOS QUEME la raíz de la soberbia y la avaricia?
Familia
Sí, ESTOY DISPUESTO, LO QUIERO Y LO DESEO!.
Adulto mayor
¿Están dispuestos a dejarse consumir en el FUEGO QUE PURIFICA LA RAÍZ DE LA IRA Y LA LUJURIA?
Familia
Sí, ESTOY DISPUESTO, LO QUIERO Y LO DESEO!.
Adulto mayor
¿Están decididos a dejarse PURIFICAR por el Fuego que quebranta toda raíz de EGOÍSMO Y PEREZA?
Familia
Sí, ESTOY DECIDIDO, LO QUIERO Y LO DESEO!.
Adulto mayor
A una sola voz digamos todos juntos:
FAMILIA
Dios, Padre nuestro,
que sigues creyendo y confiando en nosotros,
en nuestra bondad,
en nuestra capacidad de reacción,
en la posibilidad de nuestra conversión,
ayúdanos a reconocernos pecadores ante Ti;
nos ponemos en tus manos misericordiosas
para que derrames sobre nosotros la gracia del perdón
y podamos gozar, así,
de una comunión más plena contigo y con la Iglesia.
Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.




G3
FRENTE AL SANTISIMO SACRAMENTO
3

(Sólo si la celebración la estás viviendo comunitariamente delante del Santísimo Sacramento en una Iglesia o capilla te invitamos a cantar…

Quiero alabarte sin parar todos los días,
Que tu presencia sea el anhelo de mi vida.
Yo quiero hacer tu voluntad Señor, yo te quiero agradar,
Yo quiero darte siempre el primer lugar.
SI TU ERES EL REY, EL REY DE MI VIDA;
EL NÚMERO UNO EN MI CORAZÓN,
A TI YO TE RINDO TODO LO QUE SOY

Si estás en tu hogar recita el Salmo 23

El Santo Padre, en la Bula que convoca al Jubileo expresa que
“la misericordia es la viga que sostiene la vida de la Iglesia” (cfr. Nº 10)
¡Y ciertamente lo es!
Esa expresión nos recuerda también a Aquel que es la Piedra Angular,
La “Piedra” que sostiene, la que apuntala, la que da cohesión.
¡el Hijo del Dios Vivo, Jesús, el centro de Todo!
El nos convoca, por Él estamos aquí!
Sí Él es el centro, a Él necesitamos dirigir la mirada.
Hacia Él tiene que estar ORIENTADOS todos nuestros sentidos.
Sí, necesitamos contemplar la misericordia divina,
Ella tiene un Rostro concreto,
es el Rostro de Aquel que no solo convoca,
Es el Rostro del que nos alcanzó la Salvación.
Hoy, querida familia, nos congregamos para mirar y admirar,
Para alabar y adorar el Rostro de la Misericordia.

Te invitamos a cantar o recitar el Salmo 23

Salmo 23
¡Portones alzad los dinteles!
Que se abran las puertas eternas,
Va a entrar el Rey de la Gloria,
Dios de la Gloria el Dios inmortal.
El Dios Altísimo, Omnipotente Rey de Gloria es Él.
Fuerte y valiente subirá el Señor de los ejércitos, Dios de Israel. ¡Portones alzad los dinteles!
Que se abran las puertas eternas,
Va a entrar el Rey de la Gloria,
Dios de la Gloria el Dios inmortal.




G3
ORACIÓN A LOS PIES DEL SEÑOR
4
Si la celebración es comunitaria, frente al Santísimo, puestos de rodillas.
Si estamos en nuestros hogares, puestos de rodillas, podemos hacer un momento de silencio, cerrar los ojos y contemplar con el Corazón el Sagrario que acostumbramos visitar. Imaginamos que nuestro corazón está en ése lugar en éste momento y recitamos la oración
Recitamos en dos coros, Varones y mujeres, la “Oración a la misericordia divina”

Jesús, Tú que representas el rostro de la misericordia,
Llévanos por ella al encuentro con Dios nuestro Padre.

Ayúdanos a cumplir con Tu Palabra,
Que trae a nuestra vida serenidad y paz.
Guíanos en la construcción de tu Reino,
Que es fuente de amor y alegría.

Condúcenos por el camino de la esperanza,
De ser amados, a pesar de nuestras limitaciones.

Abre la puerta de la misericordia en nuestro corazón
Para que podamos experimentar tu consuelo y tu perdón.
Danos un alma sensible para atender
Las necesidades y las debilidades
De nuestros hermanos en el camino de la vida,
Por tu amor.

Tú que nos llamaste a vivir en la misericordia,
Danos tu fuerza y tu poder
Para que venzamos el rencor, el odio,
La violencia y la indiferencia.

¡Que la misericordia y la compasión de tu amor,
Sostengan nuestra vida y la de tu Iglesia!
¡Que aprendamos a vivir este año del jubileo,
A la Luz de tu Palabra,
Para contemplar tu misericordia
Y aceptarla como nuestro estilo de vida!

Para este Año Santo y por siempre,
¡Amén! ¡Amén! ¡Amén!



G3
LITURGIA DE LA PALABRA
5

Tomamos nuestras Biblias y buscamos
Del evangelio de San Lucas, Capítulo 15;
Versículos 11 al 32

La parábola que será proclamada es uno de los textos más hermosos
y más conocidos del Evangelio.
Ella quiere reflejar y representar el gran amor de Dios
ante el arrepentimiento humano.
Ella denuncia claramente también nuestra tacañería
al negar el perdón al hermano.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas:

“Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos.
El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!". Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros".
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo".
Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.
Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.
Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"»

Palabra de Dios.


G3
SALMO
6

Buscamos en nuestras Biblias el Salmo 31
Del Antiguo Testamento, tomamos el libro de los salmos.
Y buscamos el SALMO 31.
La ALEGRÍA DEL PERDON –del ABRAZO-
Implica LA CONCIENCIA DEL PECADO

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era un principio ahora y siempre
Por los siglos de los siglos. Amén.




G3
Escuchando al Santo Padre
7

Queridos amigos,
Así como la noche cobija la naturaleza, Todo lo creado;
Así la Presencia Viva de Jesús quiere cobijar,
Abrazar nuestras vidas.
Este momento es un momento de GRACIA,
De grandes GRACIAS!
No hay cosa más grande, más bella, más pura bajo las estrellas,
En éste mundo que nos rodea QUE LA PRESENCIA VIVA DE JESUS.
El está aquí esperando HACER SU OBRA.
Mientras le contemplamos… Él nos contempla.
Mientras le suplicamos… Él nos escucha…
Mientras callamos…. Él NOS HABLA…
Mientras contemplamos el Rostro Misericordioso de Dios,
Escuchemos con atención

 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy esta audiencia se realiza en dos sitios: como había amenaza de lluvia, los enfermos están en el aula Pablo VI, conectados con nosotros con la pantalla gigante; dos lugares pero una sola audiencia. Saludamos a los enfermos que están en el aula Pablo VI. Queremos reflexionar hoy sobre la parábola del Padre misericordioso. Ella habla de un padre y de sus dos hijos, y nos hace conocer la misericordia infinita de Dios.

Partamos desde el final, es decir de la alegría del corazón del Padre, que dice: «Celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado» (vv. 23-24). Con estas palabras el padre interrumpió al hijo menor en el momento en el que estaba confesando su culpa: «Ya no merezco ser llamado hijo tuyo...» (v. 19). Pero esta expresión es insoportable para el corazón del padre, que, en cambio, se apresura a restituir al hijo los signos de su dignidad: el mejor vestido, el anillo y las sandalias. Jesús no describe a un padre ofendido y resentido, un padre que, por ejemplo, dice al hijo: «Me la pagarás»: no, el padre lo abraza, lo espera con amor. Al contrario, lo único que le interesa al padre es que este hijo esté ante él sano y salvo, y esto lo hace feliz y por eso celebra una fiesta. La acogida del hijo que regresa se describe de un modo conmovedor: «Estaba él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó» (v. 20). Cuánta ternura; lo vio cuando él estaba todavía lejos: ¿qué significa esto? Que el padre subía a la terraza continuamente para mirar el camino y ver si el hijo regresaba; ese hijo que había hecho de todo, pero el padre lo esperaba. ¡Cuán bonita es la ternura del padre! La misericordia del padre es desbordante, incondicional, y se manifiesta incluso antes de que el hijo hable. Cierto, el hijo sabe que se ha equivocado y lo reconoce: «He pecado... trátame como a uno de tus jornaleros» (v. 19). Pero estas palabras se disuelven ante el perdón del padre. El abrazo y el beso de su papá le hacen comprender que siempre ha sido considerado hijo, a pesar de todo. Es importante esta enseñanza de Jesús: nuestra condición de hijos de Dios es fruto del amor del corazón del Padre; no depende de nuestros méritos o de nuestras acciones, y, por lo tanto, nadie nos la puede quitar, ni siquiera el diablo. Nadie puede quitarnos esta dignidad.

Esta palabra de Jesús nos alienta a no desesperar jamás. Pienso en las madres y en los padres preocupados cuando ven a los hijos alejarse siguiendo caminos peligrosos. Pienso en los párrocos y catequistas que a veces se preguntan si su trabajo ha sido en vano. Pero pienso también en quien se encuentra en la cárcel, y le parece que su vida se haya acabado; en quienes han hecho elecciones equivocadas y no logran mirar hacia el futuro; en todos aquellos que tienen hambre de misericordia y de perdón y creen no merecerlo... En cualquier situación de la vida, no debo olvidar que no dejaré nunca de ser hijo de Dios, ser hijo de un Padre que me ama y espera mi regreso. Incluso en la situación más fea de la vida, Dios me espera, Dios quiere abrazarme, Dios me espera.

En la parábola hay otro hijo, el mayor; también él necesita descubrir la misericordia del padre. Él ha estado siempre en casa, ¡pero es tan distinto del padre! A sus palabras le falta ternura: «Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya... y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo...» (vv. 29-30). Vemos el desprecio: no dice nunca «padre», no dice nunca «hermano», piensa sólo en sí mismo, hace alarde de haber permanecido siempre junto al padre y de haberlo servido; sin embargo, nunca ha vivido con alegría esta cercanía. Y ahora acusa al padre de no haberle dado nunca un cabrito para tener una fiesta. ¡Pobre padre! Un hijo se había marchado, y el otro nunca había sido verdaderamente cercano. El sufrimiento del padre es como el sufrimiento de Dios, el sufrimiento de Jesús cuando nosotros nos alejamos o porque nos marchamos lejos o porque estamos cerca sin ser cercanos.
El hijo mayor, también él necesita misericordia. Los justos, los que se creen justos, también ellos necesitan misericordia. Este hijo nos representa a nosotros cuando nos preguntamos si vale la pena hacer tanto si luego no recibimos nada a cambio. Jesús nos recuerda que en la casa del Padre no se permanece para tener un compensación, sino porque se tiene la dignidad de hijos corresponsables. No se trata de «trocar» con Dios, sino de permanecer en el seguimiento de Jesús que se entregó en la cruz sin medida.

«Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse» (v. 31). Así dice el Padre al hijo mayor. Su lógica es la de la misericordia. El hijo menor pensaba que se merecía un castigo por sus pecados, el hijo mayor se esperaba una recompensa por sus servicios. Los dos hermanos no hablan entre ellos, viven historias diferentes, pero ambos razonan según una lógica ajena a Jesús: si hacen el bien recibes un premio, si obras mal eres castigado; y esta no es la lógica de Jesús, ¡no lo es! Esta lógica se ve alterada por las palabras del padre: «Convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado» (v. 31). El padre recuperó al hijo perdido, y ahora puede también restituirlo a su hermano. Sin el menor, incluso el hijo mayor deja de ser un «hermano». La alegría más grande para el padre es ver que sus hijos se reconocen hermanos.
Los hijos pueden decidir si unirse a la alegría del padre o rechazar. Tienen que interrogarse acerca de sus propios deseos y sobre la visión que tienen de la vida. La parábola termina dejando el final en suspenso: no sabemos lo que haya decidido hacer el hijo mayor. Y esto es un estímulo para nosotros. Este Evangelio nos enseña que todos necesitamos entrar en la casa del Padre y participar en su alegría, en su fiesta de la misericordia y de la fraternidad. Hermanos y hermanas, ¡abramos nuestro corazón, para ser «misericordiosos como el Padre»!




G3
INTENCIONES
8

A cada intención respondemos:
¡Señor de la Compasión, ayúdanos a perdonar de corazón!

·        Acompaña y bendice al papa Francisco, quien, con sus gestos significativos, nos transmite continuamente la alegría del perdón. Oremos…
·        Que la Iglesia sea como un “hospital de campaña” donde todos puedan acudir en busca de consuelo y perdón. Oremos…
·        Te rogamos por los que nos han dañado, para que sepamos comprenderlos, aceptarlos y perdonarlos. Oremos…
·        Haz que nos perdonemos y perdonemos a nuestros hermanos las veces que sea necesario para que podamos crecer en el amor, en la esperanza y en la fe. Oremos…
·        Te pedimos perdón por nuestras indiferencias, nuestra cólera y violencia, nuestros rencores y venganzas y por todas nuestras debilidades, limitaciones y cobardías, para que Tu Espíritu Misericordioso las transforme en bálsamo de misericordia para los demás. Oremos…
·        Ayúdanos a transformar nuestras debilidades en fortalezas y a salir adelante en las dificultades en nuestro caminar por la vida. Oremos…



G3
CORONILLA a Jesús Misericordioso  
9

Escribía Santa Faustina:

“Alienta a las personas a decir la coronilla que te he dado…
Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte.
Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en mi misericordia…”

Presenta en el silencio de tu corazón tus intenciones

CORONILLA DE LA MISERICORDIA

Al comenzar:

PADRE NUESTRO…
AVEMARIA…
CREDO…
CUENTAS GRANDES
Padre eterno, te ofrezco el cuerpo
La sangre, el alma y la divinidad
De tu amadísimo Hijo
Nuestro Señor Jesucristo,
Para el perdón de nuestros pecados
Y los del mundo entero.
CUENTAS PEQUEÑAS
POR SU DOLOROSA PASIÓN,
Ten misericordia de nosotros y del mundo entero
Al finalizar las CINCO DECENAS
Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Y del mundo entero

ORACIÓN FINAL (Celebrante)
“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús
Como fuente de misericordia para nosotros, en ti confío”




G3
Oración de Protección
10

Habiendo implorado la Misericordia Divina,
Pidamos ahora que la Preciosa Sangre de Jesús
Nos cubra, nos guarde y nos libere de todo mal.
REZANDO TODOS JUNTOS la ORACIÓ A LA SANGRE DE JESÚS.
Invitamos a los que puedan hacerlo,
PONERSE DE RODILLAS.

·       Señor Jesús, en tu nombre y con el poder de tu sangre preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.
·       Con el poder de la sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno, y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
·       Con el poder de la sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús que envíes a nuestros Hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
·       Con el poder de la sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan, las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que él generosamente nos envía para nuestro sustento.
·       Con el poder de la sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos, y en fe colocamos un círculo de su sangre alrededor de toda nuestra familia.
·       Con el poder de la sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos a estar este día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar.
·       Con el poder de la sangre de Jesús  sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar.
·       Con tu sangre preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra patria a fin de que tu paz y tu corazón al fin reinen en ella. Amén                             







G3
Oración Año Jubilar
11

Recemos en dos coros, mujeres y varones,
La oración que el Santo Padre Francisco nos ha propuesto
Para éste año de la misericordia.
·        Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
·        Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!
·        Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
·        Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
·        Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
·        Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.


G3
ORACION FINAL
12


Señor del perdón y la misericordia,
Te pedimos que nos ayudes a vivir una vida nueva,
Transformadora de los límites que nos empequeñecen como personas.
Que vivamos la experiencia de perdonarnos y perdonar.
Que aprendamos a perdonar siete veces siete,
Como lo hizo Tu Hijo, Jesús,
¡Señor del perdón y la misericordia, ayúdanos a ser un bálsamo de la misericordia para nuestros hermanos, como signo visible del Reino de Dios presente en medio de nosotros!
¡Te lo pedimos a ti, que vives y reinas, por los siglos de los siglos!
¡Amén!




G3
Despedida
13
Después de haber sido ABRAZADOS por el Padre,
Nos disponemos en familia a compartir lo vivido
Llevando en nuestros corazones
Los Regalos de Dios que darán frutos de Vida Nueva.
Pidiendo, para aquellos que no están a nuestro lado
Una lluvia de Misericordia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario