sábado, 5 de noviembre de 2016

LA BIBLIA Y LA IGLESIA

El Concilio Vaticano II, sobre todo los párrafos 8, 9 y 10 de la Const. dogmática Dei Verbum, resume auténticamente
La doctrina cristiana sobre las íntimas y esenciales relaciones existentes entre la Biblia, la Tradición y Magisterio de la Iglesia, que: «Según el designio sapientísimo de Dios, están entrelazados y unidos de tal forma que no tienen consistencia el uno sin los otros, y que juntos, cada uno a su modo, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas» (Dei Verbum, n. 10).«Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera trasmitiendo a todas las generaciones. Por ello Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total del Dios sumo, mandó a los apóstoles que predicaran a todos los hombres el Evangelio, prometido antes por los profetas, lo completó y promulgó con su propia boca, como fuente de toda verdad salvadora y de la ordenación de las costumbres. Lo cual fue realizado fielmente, tanto por los apóstoles, que en la predicación oral comunicaron con ejemplos e instituciones lo que había recibido por la palabra, por la convivencia y por las obras de Cristo, o habían aprendido por la inspiración del Espíritu Santo, como por aquellos apóstoles y varones apostólicos que, bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo, escribieron el mensaje de la salvación» (Dei Verbum, n° 7).

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