Con Jesús por la mañana.
«Que los ojos misericordiosos de la Santa Madre de Dios estén siempre vueltos hacia nosotros. Ella es la primera en abrir camino y nos acompaña cuando damos testimonio del amor. La Madre de Misericordia acoge a todos bajo la protección de su manto» (Papa Francisco). Confía en la ayuda materna de María y sigue su palabra de volver los ojos a Jesús. Toma un tiempo para hablar con tu Madre, cuéntale tus inquietudes, tus alegrías, ella espera por ti hoy. Ofrece tu día por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
«El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios... María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc.1,26-38). ¿Cómo sientes la presencia de María en tu vida? Escucha su palabra que te dice: Haz todo lo que él te diga, mientras continúas el diálogo con ella.
Con Jesús por la noche.
Agradece y entrega el día. Busca un lugar tranquilo, respira hondo y hazte consciente que estás en presencia de Jesús. Da gracias por el día vivido. ¿Cómo te sientes en este momento? ¿Qué hecho quedó resonando en ti? Tómate un momento. ¿Qué quieres entregar a Jesús?
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