Con Jesús por la mañana.
«No podemos olvidar que cada uno lleva consigo el peso de la propia historia que lo distingue de cualquier otra persona. Nuestra vida, con sus alegrías y dolores, es algo único e irrepetible, que se desenvuelve bajo la mirada misericordiosa de Dios» (Papa Francisco). Dios te mira con amor único, eres especial para Dios. Ponte bajo esa mirada amorosa de Dios y deja que tu corazón descanse. ¿Cómo miras tú a los demás? Ofrece tu día por los cristianos perseguidos para que sientan la fuerza de la mirada misericordiosa de Dios y se mantengan firmes en su fe.
Con Jesús por la tarde.
«Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?». El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina... Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar» (Jn.5, 1-16).¿Qué te impiden levantarte de tu caída? Levántate y ayuda a otros a levantarse de sus dificultades. Mira como Dios te mira. Repite al ritmo de tu respiración “Señor mírame, Señor mírame”.
Con Jesús por la noche.
Pon un nombre a tu día. Busca aquietarte. Repasa el día vivido. ¿Hubo algún acontecimiento que te afectó en especial durante el día? ¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué ha sido lo más significativo de tu día? Mirando lo vivido, ¿Qué nombre pondrías a tu día? ¿Por qué?
No hay comentarios:
Publicar un comentario