El 20 de agosto, de este año 2018, El Papa Francisco escribió una carta al Pueblo de Dios. En la misma, el Papa abordó el insondable escándalo de abusos atribuido al ex Cardenal Theodore McCarrick y a varias diócesis en el estado de Pennsylvania (EEUU). El Papa Francisco pide a todo el pueblo de Dios que se acerque a las víctimas solidariamente. También afirma que Dios nos llama como Su Pueblo. El cuerpo herido de la Iglesia solo puede cambiar si todas y cada una de sus células forman parte de este proceso de sanación.
“Es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. Tal transformación exige la conversión personal y comunitaria, y nos lleva a mirar en la misma dirección que el Señor mira. […] Aprender a mirar donde el Señor mira, a estar donde el Señor quiere que estemos, a convertir el corazón ante su presencia. Para esto ayudará la oración y la penitencia. Invito a todo el santo Pueblo fiel de Dios al ejercicio penitencial de la oración y el ayuno siguiendo el mandato del Señor, que despierte nuestra conciencia, nuestra solidaridad y compromiso con una cultura del cuidado y el “nunca más” a todo tipo y forma de abuso.
A través de esta novena, queremos responder al llamado de nuestro Papa. Unidos en oración, pedimos a Dios un verdadero cambio en cada uno de nosotros y en toda su Iglesia.
Los nueve días
- 1. “Si un miembro sufre…”
- 2. “… todos sufren con él.” (1 Cor 12, 26)
- 3. “Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse” (Lucas 12,2)
- 4. Clericalismo, una enfermedad
- 5. Ponernos de pie valientemente
- 6. Con Ojos Abiertos y Mente Abierta
- 7. Sanando Juntos
- 8. Él ha Derribado a los Poderosos de sus Tronos
- 9. Acción Determinada
Día 1: “Si un miembro sufre…”
La cantidad de sufrimiento a la que nos enfrentamos estos días es inexpresable: una vez más, conocemos que algunos menores de edad han sido abusados sexualmente por sacerdotes y obispos.
Leemos que los superiores eclesiásticos explotan descaradamente la confianza depositada en ellos. El sufrimiento que padecen los jóvenes y sus familias es inconmensurable e irreparable. Todos los que se vean afectados, serán moldeados por ese sufrimiento durante toda la vida, hasta en sus relaciones más íntimas y personales.
Dios, no sé qué decir. Aturdido, enfrento el mal que sucede a través de los representantes de la Iglesia. Puedo hacerme a la incómoda idea de lo que se hará con las muchas personas cuya confianza ha sido vergonzosamente explotada.
Señor, me doy cuenta de que estas cosas terribles no se pueden deshacer. Por esto, rezo para que ayudes a todas las víctimas de abuso y para que las consueles en su insondable dolor. Cura lo que no podemos sanar. Te lo pido en nombre de Jesucristo, tu Hijo y nuestro hermano. Amén.fuente: Click To Pray
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