Durante estos últimos años y meses, en la Iglesia hemos vivido situaciones difíciles, entre ellas abusos sexuales, de poder y de conciencia por parte de clérigos, personas consagradas y laicos. Sumando divisiones internas. Ciertamente son favorecidas por el mal espíritu: “mortal enemigo de la naturaleza humana” (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 136).
En la tradición cristiana el mal tiene diversas figuras, como la de “Satanás”, que en hebreo significa "adversario"; o “Diábolos” en griego, es decir, el que divide o siembra discordia. En la tradición bíblica también se habla del “seductor del mundo”; el “padre de la mentira”; o “Lucifer”, el que se presenta como ángel de luz, bajo capa de bien, induciendo al engaño.
Como vemos, el mal se manifiesta de diversas maneras y la misión de evangelización de la Iglesia se hace más difícil, incluso se va desacreditando. Parte es nuestra responsabilidad al dejarnos llevar por las pasiones que no nos abren a la verdadera vida, entre ellas: la riqueza, la vanidad y el orgullo. Son los escalones por los cuales quiere arrastrarnos el mal, que es un seductor. Trayendo pensamientos e intenciones buenas, poco a poco va llevando a la persona a sus perversas intenciones (discordia, mentira, etc).
El Papa Francisco nos recordó en su Carta al Pueblo de Dios, del 20 de agosto del 2018, que “si un miembro sufre, todos sufren con él”… “Cuando experimentamos la desolación que nos producen estas llagas eclesiales, con María nos hará bien ‘instar más en la oración’ (S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, 319), buscando crecer más en amor y fidelidad a la Iglesia”.
Durante este mes de octubre el Santo Padre nos pide a todos los fieles un esfuerzo mayor en nuestra oración personal y comunitaria. Nos invita a rezar el rosario cada día para que la Virgen María ayude a la Iglesia en estos tiempos de crisis, y a rezar al Arcángel San Miguel para que la defienda de los ataques del demonio. Según la tradición espiritual Miguel es el jefe de los ejércitos celestes y protector de la Iglesia (Apocalipsis 12, 7-9).
El Santo Padre nos invita al final del Rosario a concluir con la más antigua invocación a la Santa Madre de Dios Sub Tuum Praesidium y con la oración tradicional a San Miguel escrita por León XIII:
“Bajo tu amparo”
Bajo tu amparo nos acogemos,santa Madre de Dios;no deseches las súplicasque te dirigimos en nuestras necesidades,antes bien, líbranos de todo peligro,¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
Oración a San Miguel Arcángel
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén”.
La Red Mundial de Oración del Papa inicia el 1ero de octubre, con Santa Teresita de Lisieux, un mes de intensa oración.
Frederic Fornos SJ - Director Internacional
Luis Ramirez SJ - Asistente Internacional
Con el equipo de la Red Mundial de Oración del Papa (incluido el MEJ)
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