Los discípulos le dijeron a Jesús: "Por fin hablas claro y sin parábolas.
Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios".
Jesús les respondió: "¿Ahora creen?
Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos, paz y bien.
Estamos acabando el tiempo pascual. Jesús lleva algunos días despidiéndose de sus amigos, y ha aprovechado para recordarnos quién es Él. Se nos ha presentado como Buen Pastor, puerta para las ovejas, luz, camino, amigo (no os llamo siervos, sino amigos), y se ha despedido diciendo que os conviene que Yo me vaya.
La ausencia de Jesús (acabamos de celebrar su Ascensión al cielo) seguramente desarmó a los Apóstoles. Tendrían que aprender a vivir sin Jesús, pero, por otra parte, estimula nuestro deseo de verle de nuevo. Y ese deseo nos ayuda a crecer en la fe.
Porque nuestra fe no puede ser siempre la misma. No vale la fe de los 8 años cuando tienes 28, 38 o 78. Como no vale la ropa de niño cuando somos adultos. En la primera lectura lo hemos podido ver. Hay una evolución en el conocimiento de Cristo, que tiene que notarse en nuestro compromiso. En cómo vivimos.
Si nos tomamos en serio el seguir a Cristo, seguro que tendremos problemas Con nosotros mismos, en primer lugar, y con los demás, después. Pablo estuvo tres meses dialogando con algunos, para convencerlos. Seguro que lo hizo con paz, a pesar de todo. Porque Cristo estaba con Él, y Cristo ha vencido al mundo.
Diálogo entre un recién convertido a Cristo y un amigo no creyente.
¿De modo que te has convertido a Cristo?
Sí.
Entonces sabrás mucho sobre él. Dime: ¿en qué país nació?
No lo sé.
¿A qué edad murió?
Tampoco lo sé.
¿Sabrás al menos cuántos sermones pronunció?
Pues no... No lo sé.
La verdad es que sabes muy poco, para ser un hombre que afirma haberse convertido a Cristo...
Tienes toda la razón. Y yo mismo estoy avergonzado de lo poco que sé acerca de Él. Pero sí que sé algo: hace tres años, yo era un borracho. Estaba cargado de deudas. Mi familia se deshacía en pedazos, mi mujer y mis hijos temían como un nublado mi vuelta a casa cada noche. Pero ahora he dejado la bebida, no tenemos deudas, nuestro hogar es un hogar feliz, mis hijos esperan ansiosamente mi vuelta a casa cada noche. Todo esto es lo que ha hecho Cristo por mí. ¡Y esto es lo que sé de Cristo!
(El Canto del Pájaro p. 146. Anthony de Mello S.J. Sal Térrea. Santander 1982)
En África han muerto muchos cristianos, a lo largo de la historia. Como san Carlos Lwanga y sus compañeros. Y siguen muriendo. Tengámoslos presentes en nuestra oración.
Nuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.
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