El viernes el Papa Francisco improvisó un discurso frente a decenas de miles de carismáticos reunidos en el Vaticano. Pueden leer (en italiano) sus palabras completas desde este link. Quisiera resaltar, solamente, lo que dijo sobre los líderes católicos. Pues si bien se los dijo a los miembros de esta “corriente de Gracia”, bien lo podemos aplicar para el resto de quienes tenemos puestos de responsabilidad hacia adentro de la Iglesia.
La gran tentación
Es la de siempre: ponernos en el centro y olvidarnos de que ese lugar no es nuestro… y está muy bien ocupado por quien es su dueño. Dijo el Papa, mas o menos, estas palabras. (El más o menos viene de que la traduje vía google, así que si hay errores… pues me dejan comentarios y lo corrijo).
“Hay otro punto que es muy importante aclarar, en esta corriente de gracia: los que conducen. Hay, queridos hermanos y hermanas, una gran tentación para los líderes (yo lo repito: prefiero el término servidores); y esta tentación para los servidores viene del demonio. Es la tentación de creerse indispensables, sea cual sea el cargo. El demonio los lleva a querer ser los que mandan, los que están en el centro. Y así, paso a paso, se deslizan hacia el autoritarismo, el personalismo y no dejan vivir a las comunidades de vida renovada en el Espíritu. Esta tentación hace que sea “eterna” la posición de aquellos que se consideran insustituibles, que siempre tienen algún tipo de poder o domino sobre los demás.
Tengamos esto claro: el único insustituible en la Iglesia es el Espíritu Santo, y Jesús es el único Señor. Les pregunto: ¿quién es el único insustituible en la Iglesia? [Plaza: El Espíritu Santo] ¿Y quién es el Señor? [Plaza: Jesús] Digamos que Jesús es el Señor, alabamos a Jesús, ¡fuerte! ¡Jesús es el Señor! No hay ningún otro.
En este sentido, se han dado casos tristes. Se debe poner un tiempo limitado para las tareas, que en realidad son servicios. Un servicio importante del líder, del líder laico, es ayudar a crecer, a madurar espiritualmente y pastoralmente a los que los que van a tomar su lugar en el final de su servicio. Todos los servicios en la Iglesia es conveniente que tengan una fecha límite, no hay un líder de por vida en la Iglesia. Esto sucede en algunos países donde hay una dictadura. “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”, dice Jesús.
Esta tentación, que es del diablo, hace pasar de servidor a patrón, uno que se apropia de esa comunidad, de ese grupo. Esta tentación te hace incluso caer en la vanidad. Y hay mucha gente, lo hemos escuchado, estos dos testimonios, el del matrimonio y el de Hugo. Cuántas tentaciones conducen al dolor a una comunidad y la limitan para hacer el bien, y se convierten en una organización, como si fuera una ONG. El poder nos lleva, discúlpenme pero yo lo digo: ¿cuántos líderes se convierten en los pavos reales? ¡El poder lleva a la vanidad! Y entonces uno se siente capaz de hacer cualquier cosa, se puede resbalar en los negocios, porque el diablo siempre entra por las billeteras, el diablo: esta es la puerta.”
Particularmente, sin que se me enojen por lo que escribo, creo que este discurso debe ser profundamente meditado por los miembros de la RCC de mi Arquidiócesis (laicos y sacerdotes).
El puesto de los fundadores
El Papa hace una distinción entre el líder “servidor” y quién ha recibido un carisma fundacional:
“Otra cosa son los fundadores que han recibido del Espíritu Santo el carisma de fundación. Por haberlo recibido tienen la obligación de cuidarlo, de hacerlo madurar en sus comunidades y asociaciones. Los fundadores permanecen así por la vida, es decir, son los que inspiran y dan la inspiración, pero dejan que las cosas vayan adelante. Conocí en Buenos Aires a un buen fundador, que a un cierto punto se volvió espontáneamente el asesor, y dejaba que los líderes fueran los otros.”
¿Será que el Papa puso como ejemplo de fundador al que está en la foto de arriba, el padre Alberto Ibañez? Creo que sí. Y me alegro muchísimo de que lo haya citado, ya que es para nosotros un gran ejemplo de confianza en el Señor Jesús y la acción de su Santo Espíritu al hacer lo que el Papa Fracisco decía: no ocupar el lugar de quién es el centro.
fuente: Blog del p. Fabian Castro
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