Toda profesión es por excelencia un lugar de santificación
San Josemaria Escriva siempre enseñó a sus hijos que todo trabajo es un lugar oportuno para estar más cerca de Dios y de los hermanos: “Santificar el propio trabajo no es una quimera, sino una misión de todos los cristianos; tuya y mía”.
El ambiente de trabajo no siempre es un lugar de paz y armonía. Muchos son los conflictos en las fábricas, en las oficinas, hospitales… Nosotros proponemos, entonces, algunos tips para que tu trabajo sea santificado a cada día:
1-Realizar tus tareas con amor. No basta simplemente ejecutar una tarea, ella necesita ser realizada con amor. El salario es fruto de tu trabajo y otras personas son sus destinatarias. Tu amor es lo que dará calidad a lo que vas a ejecutar. Cuando una actividad es realizada con amor, los frutos son de bendiciones.
2- Ser educado con todos. La educación es un valor universal. Personas frustradas generalmente descargan sus insatisfacciones personales sobre los compañeros de trabajo. ¿Quieres ser tratado con educación y respeto en el ambiente de trabajo? Empieza a observar como tratas a las personas. Si tu respetas, pero ellos no, entonces el problema no está en tí sino en los otros.
3- Saber silenciar. El Silencio es amigos de los sabios. En el ambiente de trabajo, muchas veces, es necesario ejercitar el silencio delante de las situaciones complejas que no necesitan ser alimentadas por la fuerza de las palabras. Silenciar es tan terapéutico como hablar.
4- No chismes. El chisme es la mala hierba en las empresas. El respeto al otro es fundamental. Si no nos gusta determinada actitud de alguien en el ambiente de trabajo, debemos buscar esta persona y conversar directo con ella. El chisme destruye personas, amistades y empresas.
5- Tu salario es fruto de tu trabajo. El salario que tu recibes al final del mes es fruto de tu sudor. Nadie es obligado a ganar el salario por ti. Muchos se acomodan y dejan excesos a sus colegas. Ninguna empresa es obligada a pagar por un servicio que no está siendo ejecutado.
6- Colaborar con los colegas. Muchos son aquellos que trabajan solo pensando en sí mismos y no colaboran con los nuevos colegas que llegan. Colaborar, ayudar, compartir es un acto de amor y un testimonio cristiano. Ayer tu estabas en el lugar de quien está hoy.
7- Ser misericordioso con los demás. La misericordia es un acto de amor enseñado por Jesús. Antes de juzgar debemos ayudar. Toda persona es fruto de la historia de una vida. Jesús sabía muy bien de esta verdad, por eso no se prendía a los rótulos, sino al corazón de cada uno que de Él se acerca.
8- Perdonar las faltas ajenas. El perdón es un don. Una vez que perdonamos a alguien, liberamos nuestra alma de los sentimientos negativos asociados a la falta del perdón y concedemos a nosotros mismos la libertad de caminar libres de todo aquello que nos aprisiona al agresor.
9- Aprender a escuchar. Quien aprende a escuchar en silencio es un promotor de la paz. La palabra antes de ser pronunciada necesita ser generada en el silencio de la misericordia.
10- Rezar. Animados por la fuerza de la oración encontraremos el camino para superar las dificultades del trabajo y construir dentro de las empresas lugares de la paz y de la misericordia. Rezar es alimentar el alma de la presencia del Señor. Solo puede ofrecer amor quien de él se alimenta diariamente.
Padre Flávio Sobreiro
Bachiller en Filosofía. Teólogo por la Facultad Católica de Pouso Alegre-MT. Vicario Parroquial de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Cammbuí-Mg).
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