¿Cómo debe ser nuestra oración?
Orar con poder no quiere decir que seamos poderosos. Orar con poder es orar de tal forma que dejemos de entorpecer a Dios en la realización de su voluntad en nuestras vidas.
Los discípulos de Jesús se acercan a Él de la misma forma como nosotros nos acercamos hoy: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1). Ese pedido nació de la admiración al verlo orar. Los discípulos se dieron cuenta que no sabían como rezar y le pidieron al Señor que les enseñara.
Jesús se hizo hombre para enseñarnos qué es ser humano; porque no sabemos ser humanos. Cuando miramos al ser humano vemos una tarea, una misión: realizar los sueños de Dios en su vida. Dios nos creó con una misión, un proyecto, y se hizo Hombre para mostrar qué es ser hombre.
Es importante darnos cuenta de que fuimos escogidos por Dios y que no vinimos al mundo de casualidad. Existe un sueño del Padre, un proyecto de Dios para ti. Por eso, nuestra primera actitud deber ser la de esforzarnos para adecuarnos a ese proyecto divino.
Jesús enseña la oración del Padre Nuestro en dos pasajes, en Lucas 11, de forma más abreviada: “Cuando oren digan: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino”. Aquí ya se da una revolución, algo extraordinario, el Señor nos enseña a orar al Padre para que realicemos su reino, el reinado de Dios en nuestra vida.
Al principio es un esfuerzo humano, pero Dios nos visita y nos concede ese don, la gracia de orar. No somos nosotros, sino es Cristo quien orar en nosotros a través de su Espíritu. La Palabra dice que el Señor rezaba constantemente, como se ve en el Evangelio de Marcos, cuando estaba en el Huerto de los Olivos: “que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Para que eso suceda es necesario el conocimiento del Kerigma, que es el primer anuncio del amor de Dios, de la necesidad de renunciar al pecado y de buscar la conversión.
La oración pagana es diferente: las personas preguntan cuál es su voluntad y no cuál es la de Dios. Un ejemplo de oración pagana moderna es el libro “El Secreto”. En él hay puro paganismo, millones de personas están cayendo en ese error. La obra habla de la ley de atracción: si deseamos cosas buenas, estas suceden; pero si deseamos cosas malas, también se dan. Según la autora se necesita desear intensamente aquello que se quiere. Son sobre todo universitarios y personas con un grado de cultura quienes están adquiriendo el libro. Son materialismo y paganismo disfrazado, los conceptos del libro son engañosos. Nos engaña porque toca el pecado original en nosotros: querer ocupar el lugar de Dios en nuestra vida. Tantas personas muriendo de hambre en África… ¿Será que esas personas no desean comida?
Está faltando madurez para comprender qué es la vida humana. Podemos ser infantiles y creer que nuestra voluntad es lo mejor para nosotros. El pagano actúa como los profetas de Baal, los cuales claman por lo que desean; el cristiano expresa el deseo de hacer la voluntad de Dios. Si Cristo es nuestro Maestro y Señor, ¿quién somos nosotros para creer que nuestra oración va a ser algo fácil? Muchas veces, hacer la voluntad de Dios es un verdadero parto, o sea, doloroso, pero es siempre lo mejor para nosotros. Aún cuando nos asuste, aún cuando veamos una Cruz, sabemos que Dios está detrás.
Estamos listos para hacer la voluntad de Dios. Hagamos que nuestro corazón entre en sintonía con Su voluntad. Dios es el alfarero, que modela el barro, tenemos que parar de comportarnos como si fuéramos los creadores.
Fuente: Canção Nova
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