Si conocemos a Dios por medio de Aquel del que debemos conocerlo, es decir, a través del Espíritu Santo mismo, jamás tendremos dudas, jamás vacilaremos.
Aquel que ha encontrado a Dios y le ha conocido, nunca vacilará, nunca dirá: “Esto es imposible”, “Esto otro es posible”, o “¿Cómo fue que se hizo todo esto?”. Si aprendemos, si conocemos a Dios por medio de Aquel del que debemos conocerlo, es decir, a través del Espíritu Santo mismo, jamás tendremos dudas, jamás vacilaremos. Por eso dice: “Para conocerlo plenamente a Él, para iluminar los ojos de nuestra mente”. Aquel que ha conocido a Dios, jamás dudará de Sus promesas, ni será infiel en lo que ya ha pasado.
(Traducido de: Sf. Ioan Gură de Aur, Comentariile sau Explicarea Epistolei către Efeseni, omilia III, p. 25)
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