¡Buen día, Espíritu Santo!
Enséñame a conjugar en esta mañana
el pasado con mi presente,
dame la gracia de articular esos tiempos
creyendo firmemente que Tú eres quien me acompaña,
Tú eres quien esta siempre presente
dejando que yo haga, con tu auxilio, mi parte.
Dame la gracia de estar agradecido por tus silencios
que me hacen crecer,
y me permiten no vivir ingenuamente la vida
pensando que Tú eres un Dios que soluciona todo.
Dame sabiduría,
hazme madurar a la sombra de Tus alas.
Yo espero lo imposible, después de hacer todo lo posible,
pero te pido:
¡Robustece mi voluntad para hacer mi parte!
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