OÍ TU ORACIÓN Y VI TUS
LÁGRIMAS,
POR ESO VOY A CURARTE
“Los que siembran
entre lágrimas, recogerán con alegría”
Salmo 125,5
Me preguntaron por
qué las personas buenas tienen que sufrir. En la voz de quien preguntaba había
dolor y hasta revuelta. Quien tiene el alma machucada y fue herido en el
corazón, quien sufrió una pérdida grande o la dureza de una traición no se
contenta con respuestas rápidas. Siendo así, respiré hondo antes de decir
alguna cosa pues es necesario tener respeto por el sufrimiento de las personas.
La amiga que me hizo
la pregunta no sabía que es imposible a una persona buena escapar al
sufrimiento. Es que las personas buenas aman… y no existe amor sin experiencia
de dolor. Quien ama se expone al sufrimiento, porque abrió su corazón. Quien es
incapaz de sufrir también es incapaz de amar. Y, en el mundo entero, el único
lugar donde el dolor y el amor se abrazan es en el corazón de las personas
buenas.
Fue así, como los
ojos llenos de lágrimas, que mi amiga me mostró su dolor. Era dolor de
preguntas sin respuestas: “Pero, ¿por qué? ¿Por qué tiene que ser así? Hay
alguna utilidad en esas lágrimas? ¿Qué puedo hacer con mi dolor? ¿Cuándo es que
esto va a acabar? Quien sufre quiere saber por qué las cosas tuvieron que ser
tan dolorosas. Y en la lágrima de quien llora, el corazón pregunta por qué Dios
no impidió tamaño sufrimiento. Quiere saber si el va a transformar la
situación. Si él va a disminuir el dolor. Y saber eso es cosa importante para
muchas personas.
Cuando me pidieron
escribir este libro quedé feliz. Sonreí agradecido, sabiendo que se trata de
cosas importantes. Porque todo importa cuando la gente habla de dolor y de
sanación. La gente habla de dolor porque debajo de la expresión “don de
lágrimas” está guardado todo el dolor humano que se manifiesta en el corazón de
las personas tales como el cansancio y la opresión. Hablar de “don de lágrimas”
es también hablar de sanación, porque la Sagrada Escritura afirma que lo que
fue dicho a Ezequías de parte de Dios: “Oí tu oración, ví tus lágrimas. Por eso
voy a curarte” Re 20,5
Dios es aquel que
enjuga las lágrimas y trae el alivio. Es Él quien cura y vigoriza. Quien quiere
experimentar eso precisa apenas entender que la Palabra de Dios tiene una
manera propia de tratar el dolor y de curar el alma y el cuerpo. Ella hace que
la gente vea el problema bajo una nueva luz, la luz de la fe.
fuente: "O dom das lágrimas"
Marcio Mendes - Editora Canção Nova
Adaptación del original en português
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