¡Buen día, Espíritu Santo!
Tu presencia tiene el don de provocar en mi un descanso sereno,
Tu presencia me hace levantar en paz,
lleno de aquello que sembraste,
de aquello que fecundaste.
Al despertar te digo gracias por robar mis sueños,
y en ellos hacerte presente,
gracias, porque sin perder mi identidad,
más semejante a Ti me siento.
Dame la gracia de ser hoy dueño de mi mismo.
La gracia de tomar posesión de quien soy,
a la luz y la sombra de quien eres Tú, Divino Señor de mi vida.
Ven a mostrarme aquello que debe ser entregado,
aquello que debe ser moldeado.
Que tenga la capacidad de ser propietario de mis afectos,
Que comprenda que soy responsable de mi vida y alegría,
y sepa, con tu gracia y tu auxilio,
encontrar caminos de crecimiento.
¡Amén!
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