sábado, 14 de noviembre de 2015

Lucas 18, 1-8

Fue al juez a pedirle justicia contra su adversario
Lucas 18, 3

Probablemente, al escuchar esta historia, algunos se imaginan a una anciana encorvada de áspera voz y de una gran cualidad de fastidio, como una uña encarnada. Pero sería mejor mirarla en forma positiva, como un modelo de confianza, esperanza y persistencia.

Podemos imaginarnos que insistía en su petición al juez tal como lo hacía con sus oraciones a Dios. Aunque no sepamos por qué Dios a veces se tarda en responder, todos podemos aprender a ser pacientes y rezar continuamente, no por desesperación, sino con verdadera esperanza y confianza. Una oración como ésta apacigua el corazón y nos enseña que, en la oración y la obediencia en todo lo que podamos, estamos haciendo lo que Dios nos pide. El resto depende del Señor y él responderá según su sabiduría infinita.

Finalmente, piense en la valentía de esta viuda. Cuando las cosas no suceden como uno espera o desea, se requiere la fortaleza y la persistencia de un soldado y a veces, cedemos a la tentación de perder la esperanza cuando no recibimos contestación a lo que pedimos. Pero el desánimo no es buen consejero, ya que nos lleva a perder la confianza en Dios y suponer que él no se interesa por uno. En realidad, hay que tener cierto coraje para seguirle recordando a Dios omnipotente cuáles son las necesidades que uno tiene (aunque él las conoce mejor que nosotros mismos), y parece que esta mujer tenía ese coraje.
Jesús terminó su parábola preguntando si, cuando él volviera, encontraría fe en la tierra. Esta no fue una pregunta que se le ocurrió de repente, sino que se refiere a la clase de fe que él espera que todos tengamos: una fe persistente y confiada, como la de la viuda.

Si tenemos una fe como esa, nuestras peticiones no serán una lista de súplicas quejumbrosas, sino una manifestación tranquila de confianza en la bondad y el poder de Dios, y de una fe esperanzada en su amor de Padre. Así pues, hermano o hermana, no dudes en presentarle al Señor, con fe y confianza, tus necesidades y las de tus seres queridos.
“Señor, enséñame a confiar más en tu bondad y dejar que todo suceda conforme a tu voluntad. Concédeme coraje para persistir en mis oraciones y saber que tú harás lo que más me convenga.”
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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