Con Jesús a la mañana:
“La sola acogida no basta. No basta con dar un bocadillo si no se acompaña de la posibilidad de aprender a caminar con las propias piernas. La caridad que deja al pobre así como es, no es suficiente. La misericordia verdadera, la que Dios nos dona y nos enseña, pide la justicia, pide que el pobre encuentre el camino para ya no ser tal”. (Papa Francisco) Cuando ofreces tu día, comienza pidiendo por las intenciones del Papa y cuando te dirijas a tus hermanos, hazlo sin medir el amor y el servicio hacia ellos.
Con Jesús durante el día:
“En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, dijo llorando: ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos”. (Lc 19, 41-42) El Señor nos llama a no cegarnos en nosotros mismos sino a mirar a quien ha sufrido y sufre en nuestro entorno para ahí hallar la paz para todos. ¿Quién es este hermano que sufre y que no quieres ver?
Con Jesús a la noche:
Mira tu día. ¿Has dado todo para los demás? ¿O has puesto límites para amar y servir a quien te necesitó? Jesús nos invita a acompañar a nuestros hermanos sin límites. Pide perdón si no serviste como él nos pide. Intenta en adelante dar cada día todo de ti con amor y por amor a tus hermanos.
Fuente El Evangelio en casa
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