¡Buen día, Espíritu Santo!
¡Buen día, Maravilloso y Poderoso Espíritu!
Tú que en el principio, con tu Aliento,
moldeaste la tierra, le diste forma y belleza;
Tú que en el tiempo, con Tu Viento Impetuoso,
puliste lo creado dándole belleza y esplendor,
¡Ven y haz Tu obra en mi!
¡Sopla con poder y dale forma a mis deforminades!
A lo que no tiene brillo y vive en mí, ¡hazlo resplandecer bajo Tu Luz!
A lo árido, ¡revitalízalo!
¡Ven y fecundiza! ¡habla, susurra, haz silencio!
pero trabaja... ¡trabaja en mi!
y durante este día que escuche...
¿qué podemos hacer juntos?
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