Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
RESONAR DE LA PALABRA
Freddy Ramírez, cmf
Queridos amigos y amigas:
En el texto evangélico del día de hoy aparece Jesús hablando a las multitudes; reprocha cómo la gente reclama una señal que sea garantía de su mesianismo, algo que legitime sus palabras y sus actos. El Maestro retoma la historia de Jonás, e indica que así “como Jonás fue una señal para los ninivitas, así será el Hijo del Hombre para esta generación” (v.30). Jonás, aquél profeta enviado por Dios a predicar a un pueblo pecador, sin quererlo logró la conversión de aquellas gentes. La señal que ofrece Jesús a su pueblo es la señal de la conversión de los pobres y pecadores al Reino de Dios. No se trata de un signo en los astros o de un milagro portentoso que convenza a los escépticos; se trata de la nueva vida que surge de la aceptación de la Buena Noticia.
La Reina de Saba fue atraída por la sabiduría de Salomón, los ninivitas llegaron a la conversión por la predicación de un profeta de otras tierras. Todos ellos supieron descubrieron el paso de Dios en su historia y acogieron la propuesta de Dios sin que pertenecieran al pueblo de la Alianza. Nosotros, por nuestro bautismo, somos parte del nuevo pueblo de Dios y recibimos la gracia a través de los sacramentos, la escucha de la Palabra, el servicio al prójimo y las obras de misericordia, pero, muchas veces sentimos la tentación de pedir signos adicionales que den garantía y soporte a nuestra fe; entramos en una especie de trueque con Dios donde ya no bastan las palabras y obras de Jesús, sino que anhelamos intervenciones mágicas del cielo que sobrepasan la fe.
Dios ha dado a cada persona una responsabilidad en este mundo. A algunos les ha dado la misión del matrimonio, la de ser padres o madres de familia; a otros el ser líderes del pueblo, a otros ser servidores en la Iglesia. A todos se nos ha confiado una tarea y por ello es prioritario que tengamos clara cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida. A esa voluntad divina debemos ser fieles y en ella debemos mantenernos. Por eso, debemos silenciar las voces que escapen de los márgenes del plan de Dios y abrirnos a la escucha de la Palabra. Dios siempre ofrece los medios adecuados para que comprendamos qué debemos hacer en los momentos de aridez, duda o dificultad. Como Jesús debemos clamar siempre “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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