II Domingo de Cuaresma
¿Qué sentirían Pedro, Santiago y Juan al ver a Jesús transfigurado? Dios sabía que ellos iban a ser probados hasta el extremo y necesitaban experimentar estas bendiciones para que no les fallara la fe y la fortaleza. Junto con los demás discípulos, los tres verían que su Maestro sufría una muerte brutal y, posteriormente, habiendo recibido el poder del Espíritu Santo y la misión de anunciar el Evangelio, pagarían un precio enorme, al punto de tener que entregar su propia vida por él.
No obstante, ¡la fe probada los llevó al triunfo! Ese era el propósito de la visión del Cristo glorificado. En la Transfiguración vieron más claramente lo que constituiría finalmente la vida con Jesús. Si bien tendrían que sufrir pruebas extremas, su fe y su confianza en que Dios los defendería los llevó a la victoria. La promesa de una vida transformada —interiormente aquí en la tierra y completamente en el cielo— les sirvió de apoyo y les dio fuerzas para perseverar en su vocación hasta el fin.
Los cristianos de hoy en realidad no somos diferentes de estos tres discípulos. Nuestra fe y confianza en Dios tendrán que ser cuestionadas y probadas para que crezcan y se desarrollen. La providencia divina siempre es suficiente; el amor y la gracia son siempre capaces de sostenernos y comunicarnos esperanza.
La clave de la fe, que es la confianza en nuestro Padre, crece cuando nos dedicamos a orar diariamente, porque en la oración el Señor nos eleva al ámbito celestial y nos permite vislumbrar a Cristo resucitado y glorificado. Allí, mientras lo contemplamos, vamos siendo transformados en su semejanza. Hagamos, pues, lo que sea necesario para intensificar la unión con Jesús y, a medida que lo hagamos, la fe y la capacidad de confiar en Dios crecerán en nuestro interior y poco a poco seremos transformados.
“Jesucristo, Señor y Salvador mío, dígnate concederme el privilegio de percibir tu presencia en mí. Enséñame a aceptar las dificultades con gratitud y muéstrame cómo puedo llevar una vida transformada en tu nombre.”Génesis 12, 1-4
Salmo 33(32), 4-5. 18-20. 22
2 Timoteo 1, 8-10
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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