jueves, 9 de marzo de 2017

Meditación: Mateo 7, 7-12


“Pidan y Dios les dará.” (Mateo 7, 7)

¡Qué magnífica promesa! Jesús nos dice en forma inequívoca que Dios nos concederá cualquier cosa que le pidamos en oración, si lo hacemos con fe e insistencia. Dios es sumamente generoso y está constantemente dando sin límite; pero al mismo tiempo, quiere que aprendamos a pedir, buscar y llamar a la puerta. ¿Por qué? ¿Será porque le gusta vernos luchar para conseguir su gracia? ¡No, en absoluto! Es porque sabe que en el proceso de pedir con persistencia y confianza, aprendemos a derribar las barreras de la incredulidad, la desconfianza y el desánimo.

Cuando tú le pides algo a Dios, ¿lo haces con persistencia o pronto te das por vencido? ¿Te parece que Dios no ha contestado tus oraciones? Es normal pensar así; a todos nos parece que a veces Dios no nos responde con la rapidez o claridad que quisiéramos. Pero cuando una respuesta se demora en llegar, hemos de recordar que Dios ve hasta la eternidad; nosotros apenas vemos algo del aquí y ahora.

Todo padre o madre sabe que para la formación del carácter de sus hijos es útil que ellos aprendan a resolver sus propias dificultades reconociendo qué es lo que conviene y lo que necesitan hacer. También es cierto que nuestro Padre celestial no desea “mimarnos”, dándonos bienes demasiado pronto ni otorgándonos cosas que a la larga nos resultarán perjudiciales.

Tomemos en serio lo que Jesús nos dice. Si perseveramos, Dios contestará todas nuestras peticiones, con respuestas que a veces son sutiles o que se van revelando a través del tiempo; o bien, pueden ser inesperadas y presentarse de repente. Pero de cualquier manera que lleguen las respuestas, hemos de tener la seguridad de que podemos presentarle nuestras necesidades al Señor y él nos responderá como un Padre que nos ama; es decir, dándonos aquello que realmente nos ayude a crecer más espiritualmente.

Lo que más quiere nuestro Padre es nuestra salvación. Por eso, de lo que podemos estar seguros es que, sea lo sea que Dios decida concedernos, sus bendiciones serán muy superiores a cualquier cosa que hayamos pedido o imaginado.
“Padre eterno, que siempre colmas a tus hijos de grandes bendiciones, sabemos que estás dispuesto a darnos todo lo que realmente necesitamos en esta vida. Que toda la familia de tu Pueblo te dé gracias y te alabe ahora y por siempre. Amén.”
Ester 14, 1. 3-5. 12-14
Salmo 138(137), 1-3. 7-8

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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