jueves, 18 de octubre de 2018

Meditación: Lucas 10, 1-9

















Rueguen… al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos.
Lucas 10, 2

¿Qué crees tú, hermano, que significa “trabajar en la mies del Señor”? ¿Se refiere sólo a la “cosecha” al final de los tiempos? Probablemente no. Como hoy es la fiesta de San Lucas, buscaremos algunas pistas en su Evangelio.

Unos dicen que Lucas era médico y pintor, y no hay duda alguna de que acompañó a San Pablo en un viaje misionero (Hechos 16, 11-15). Pasó de ciudad en ciudad predicando el Evangelio, y allí pudo ver que muchas personas experimentaban el Reino de Dios en el “aquí y ahora”. Esos nuevos convertidos eran claramente parte de la “cosecha” de la que Jesús había hablado. De modo que, cuando se dispuso a escribir la historia de Jesús en una secuencia ordenada, Lucas se preocupó especialmente de describir cómo la gente experimentaba el Reino de Dios.

Por ejemplo, narra la ocasión en que Jesús hizo revivir a una niña que había fallecido (Lucas 8, 40-56); el caso de los diez leprosos que fueron milagrosamente curados de su enfermedad (17, 11-19), y también está el episodio de la viuda de la ciudad de Naín, cuyo hijo revivió después de haber muerto (7, 11-16).

Lucas nos presenta, además, numerosos ejemplos de personas que experimentaron el Reino de Dios a través de su propia conversión, como el caso de Zaqueo, que baja del árbol y promete devolver el dinero conseguido a fuerza de extorsión (19, 1-10); vemos a la mujer conocida como pecadora que unge los pies de Jesús y él le dice que su fe le ha salvado (7, 36-50); igualmente encontramos la parábola del hijo pródigo (15, 11-32). ¡Son tantas las personas que se han sumado a la cosecha!

El Reino de Dios también es para nosotros, ¡ahora mismo! ¿Lo has experimentado tú? Tal vez Dios te ha quitado algún temor o te ha ayudado a restablecer la amistad con alguna persona. Quizás has percibido que el Señor se ha acercado a ti en la Misa dominical, en la oración o en un estudio bíblico, o te ha favorecido con su misericordia en la Confesión. ¡Qué bendecidos somos de poder experimentar el Reino de tantas formas!

Entonces, ¿quieres ayudar a que Jesús recoja su cosecha? No es tan difícil como parece: Sólo tienes que seguir el ejemplo de San Lucas y compartir tu testimonio con quienes tienes cerca.
“Ven, amado Señor Jesús, tú eres el dueño de la mies. Aquí estoy dispuesto ayudar. ¡Envíame a mí, Señor!”
2 Timoteo 4, 9-17
Salmo 145(144), 10-13. 17-18

fuente Devocionario católico La Palabra con nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario