Jesús quiere estar en comunión con nosotros y ponernos en comunión con el Padre y el Espíritu Santo. Cuando participamos de la Eucaristía, percibimos con mayor profundidad la obra salvífica de Jesús y la grandeza de Su amor por nosotros. ¡Qué misterio maravilloso!En Jesús somos llamados a vivir la vida trinitaria y, con Él, llamados a transformar nuestra historia. Juan Pablo II, en una de sus homilías, dijo: "En torno de Cristo eucarístico, la Iglesia crece como pueblo, templo y familia de Dios: una, santa, católica y apostólica".Verdaderamente, el pan y el vino transformados en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo nos remiten a nuestra esperanza: "un nuevo cielo y una nueva tierra" (Ap. 21,1). Caminemos hacia eso.Si no nos alimentamos de este alimento que nos santifica, no podremos llevar a cumplimiento nuestra vocación. La sociedad de hoy necesita el testimonio de personas que vivan la celebración y contemplación de la Eucaristía. En el sacrificio del altar, esperamos el retorno glorioso de Jesús.
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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