“Los evangelistas no se permitieron disfrazar la realidad de la Navidad para hacerla más creíble o apetecible. Para ellos la Navidad no era refugio fantasioso en el que esconderse frente a los desafíos e injusticias de su tiempo. Los evangelistas nos anuncian el nacimiento del Hijo de Dios también envuelto en una tragedia de dolor. Es el gemido de dolor de las madres que lloran las muertes de sus hijos inocentes frente a la tiranía y ansia de poder” (Papa Francisco).
En la tarde de este día ora también por tantas madres que viven el dolor de sus hijos no nacidos.
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