Todo “lo nuevo” que el nacimiento de Jesús ha traído. Veamos, por ejemplo, la segunda lectura. El autor de Hebreos nos dice que Jesús vino a suprimir “los antiguos sacrificios” para “establecer el nuevo” (Hebreos 10, 9).
¿Cuáles son esos sacrificios?
Los “antiguos sacrificios” de animales eran los que se llevaban a cabo en el templo judío (Hebreos 10, 8), pero con Cristo llegó la hora de poner fin a la práctica de ofrecer toros y machos cabríos para la expiación de los pecados. En lugar de estos sacrificios, Jesús estableció “el nuevo sacrificio” de su propio cuerpo diciendo: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad” (Hebreos 10, 9). De esta forma puso fin a los innumerables sacrificios antiguos y los reemplazó con el único y supremo sacrificio de su propio corazón, lleno de confianza y obediencia.
Dios no necesita nuestros sacrificios, pues no tenemos que convencerlo de que nos ame. Por supuesto, se deleita cuando ve que sus hijos hacen sacrificios por el bien de su Iglesia, pero su amor no depende de ellos. No es algo que podamos “merecer”; sino algo que recibimos como un don generoso, como los regalos que nos esperan bajo el árbol de Navidad.
Es cierto que nuestros sacrificios complacen al Señor, especialmente los que hacemos en bien de nuestras familias y de los pobres. Pero en la Navidad lo que se exalta es el amor de Jesús, no nuestros esfuerzos; lo que celebramos es su generosidad, no el trabajo que hacemos nosotros. En efecto, él no nos exige sacrificios; por el contrario, él se sacrificó por nosotros haciéndose hombre. En lugar de abandonarnos por nuestros pecados, se acercó a nosotros para redimirnos, pero no por los sacrificios que hiciéramos, ni por lo mucho que padeciéramos, sino por su amor gratuito e incondicional.
Jesús está a punto de hacer algo totalmente nuevo. Fija los ojos en él y deja que él te revele “lo nuevo” que está haciendo: el amor que salva y la obediencia que santifica.
“Jesús mío, te doy gracias por tu amor y tu sacrificio; gracias por hacer la voluntad del Padre.”
Miqueas 5, 1-4
Salmo 80(79), 2-3. 15-16. 18-19
Lucas 1, 39-45
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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