2 Samuel 7, 11
Finalmente, después de años de intrigas políticas, de huir de sus perseguidores y de numerosas guerras, el rey David estaba contento. Sus enemigos habían sido derrotados y Jerusalén estaba en paz. ¡Incluso tenía su propio palacio! Era, pues, hora de construir un templo para el Señor, una morada digna de Dios, que le había concedido el trono de Israel.
Pero el Señor tenía un plan diferente: él le construiría “una casa” a David, es decir, iba a hacer de él la cabeza de una dinastía que perduraría tanto como el reino de Israel. Y de esa dinastía, Dios haría surgir un “hijo”, cuyo “trono será estable eternamente” (2 Samuel 7, 12. 16).
Ya estamos en la víspera de la Navidad, y es posible que tú también te sientas un poco como el rey David. Durante todo el Adviento, no solo te has estado preparando espiritualmente para la venida de Cristo, sino también física y emocionalmente para el día de la Navidad. Para muchos de nosotros, los preparativos consisten mayormente en los regalos, las tarjetas, las fiestas y la alegría de compartir con familiares y seres queridos; pero para muchos otros también significa revivir tensiones familiares, problemas financieros, la soledad y propósitos incumplidos. La vida no es siempre fácil, y estas fiestas son a veces recordatorios agridulces de esa realidad.
Así que, sea cual sea tu situación, Dios sabe lo mucho que has estado trabajando y puede que estés o no preparado para mañana, pero no importa. Hoy es un día en el que puedes dejar todo de lado, aunque solo sea por un momento, y relajarte. Ya has hecho todo lo que podías hacer; ahora deja que el Señor te cuide y te reanime; deja que el Señor construya su propia morada en tu corazón.
Así que, trata de tomarlo todo con calma el día de hoy, incluso si tienes mucho que hacer. Date unos minutos para leer las historias sobre el nacimiento de Jesús en los evangelios según San Mateo y San Lucas, y tal vez te sirva rezar los misterios gozosos del rosario. O bien puedes simplemente reposar y escuchar el Mesías de Handel o tus villancicos favoritos. Trata de no pensar mucho en las peticiones que desees hacerle a Dios; y aunque sea solo por este día, relájate y deja que Jesús te cuide y te reanime.
“Aquí estoy, Señor. Te ruego que vengas a construir tu morada en mí.”
Salmo 89(88), 2-5. 27. 29
Lucas 1, 67-79
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros.
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