Ábrete, como Zaqueo, para reconciliarte con tus pecados.
¿Conoces la historia de Zaqueo? Cuando Jesús lo vio, arriba del árbol, detuvo la marcha y lo llamo. Zaqueo quedó avergonzado, aún cuando el Señor le pidió que descendiese del árbol. Hoy, Jesús también nos invita a descender del árbol de nuestros pecados.
Jesús está tocando nuestra puerta e invitándonos a entrar. ¿Qué le vamos a decir? Muchas veces sentimos miedo de dejarlo entrar en nuestra casa, porque el Señor va a ver todo el desorden que hay dentro de cada uno de nosotros.
Podemos esconder quienes somos a las personas, pero no podemos esconder quienes somos delante de Dios. Jesús sabe y conoce las áreas oscuras de nuestra vida, porque El sabe todo!
El Señor no quiere ir a nuestra casa a espiar el desorden, sino colocar las cosas en orden. Existen muchas cosas que están en desorden en nuestra vida; y, algunas veces, no estamos felices, porque somos celosos, orgullosos y no percibimos que no tenemos paz porque nuestro corazón es corrupto.
Muchas veces no percibimos todo lo que estamos destruyendo en nuestra vida e intentando llenarla de cosas que no nos dejan realmente felices. Jesús quiere entrar en nuestra vida para colocarla en orden.
Dejemos que el Señor nos construya, que El nos traiga felicidad y paz. Hoy Dios quiere reconstruirnos. Tener fe, solo cuando las cosas andan bien, no es fe, sino egoísmo. Dejemos a Jesús entrar en nuestra vida y veremos la gran alegría que sentiremos.
Reconciliémonos con Dios como lo hizo Zaqueo. No dejemos que el pecado robe nuestro coraje, por eso, lloremos delante de nuestros pecados. Jesús no nos condena ni nos coloca a un lado, por eso escuchemos el susurro del demonio, el cual dice que Jesús no nos ama ni nos perdona más.
Frei Elias Vella
fuente: Portal Canción Nueva
Adaptación del original en portugues
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