¡Buen día, Espíritu Santo!
Si al abrir los ojos la realidad me abruma,
si al tocar mis pies el suelo siento una pesada carga caer sobre mi:
¡Ven a tomar con poder mi ser entero!
Tú que eres Abogado, ¡defiende mi causa!
Nueva Luz derrama sobre mi;
Nueva Aliento sopla sobre mi;
La frialdad de mi corazón incendia con Tu Ardor;
y en santidad dame la gracia de crecer...
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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