(Don de lágrimas - parte II)
En la vida existen muchas cosas importantes a ser consideradas cuando se habla de sufrimiento, pero ninguna de ellas es comparable al amor. Quien todavía no se convenció de eso puede quedarse tranquilo porque se va a convencer. No aprendí eso en los libros. Aprendí en la vida. Descubrí que amar tiene que ver con respetar el dolor de los otros y tener el coraje de enjugar sus lágrimas.
En la vida existen muchas cosas importantes a ser consideradas cuando se habla de sufrimiento, pero ninguna de ellas es comparable al amor. Quien todavía no se convenció de eso puede quedarse tranquilo porque se va a convencer. No aprendí eso en los libros. Aprendí en la vida. Descubrí que amar tiene que ver con respetar el dolor de los otros y tener el coraje de enjugar sus lágrimas.
Entendí que todo lo
que las personas desean es alguien que las ame de una manera fuerte y
constante. Con aquel tipo de cariño que dispensa palabras. Que no queda
criticando todo el tiempo, y que es un brazo extendido en la hora en que la
gente más lo precisa. Encontrar alguien así es una alegría y pone a la gente
feliz.
Existen personas que
tiene el don de consolar y de llevar la belleza por donde ellas pasan… parece
que cargan en la boca un pedazo de cielo y sus rostros tiene la claridad y el
frecor de una mañana de sol. No nos engañemos: se volvieron así a costa de
muchas lágrimas. Se formaron en la escuela de sufrimiento. Son frascos de
perfume que, quebrados por la vida, exhalan la más encantadora fragancia: el
amor.
Encuentro lindo
cuando los sabios dicen que es por la inteligencia y por el carácter que la
persona resplandece a las cualidades que tiene. Solo no consigo concordar
enteramente. No es que esté en contra, simplemente encuentro que es poco.
Porque el carácter y la inteligencia pueden impresionar, pero es el amor que
damos a alguien lo que nos hace brillantes e inolvidables en su vida. No basta
ser inteligentes… tener carácter no basta. Es necesario amar.
El amor vuelve a las
personas indispensables. Si amo, necesito de ti… y eso me hace mejor. Si amo,
empiezo a gustar más de tu voz que de la mía… entonces, callo para que hables
y, al escuchar, estaré amando. Por eso, si quieres encender una sonrisa,
iluminar un corazón o despertar la esperanza en alguien, necesitas recordar
solo una cosa: las personas se alegran con tu inteligencia, aprecian tu
carácter, pero necesitan de tu amor. El amor tiene el poder de transformar
todas las cosas, destrabar las puertas y curar enfermedades. Solo él hace lucir
nuestros talentos y resplandecer lo que la gente es.
Entonces si te
callas, calla con amor; si gritas, grita con amor; si corriges a alguien,
corrige con amor; si lloras, llora con amor; y si perdonas, perdona con amor.
Si tienes el amor enraizado dentro de ti –dice un antiguo profeta- ninguna
cosa, sino el, serán sus frutos… y todos se aproximarán. El amor es remedio y
alivio en medio del sufrimiento.
Márcio Mendes
Libro "O dom das lágrimas" - editora Canção Nova
Adaptación del original en português
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