miércoles, 11 de noviembre de 2015

De vaso lleno y corazón vacío


De vaso lleno y corazón vacío“De vaso lleno y corazón vacío” es una metáfora que se usa para decir que hay una búsqueda de llenarse de cosas a fin de postergar el encuentro con uno mismo.

Estaba en una fiesta con amigos y, entre tantas músicas que sonaban, escuche una cuyo estribillo decía: “De vaso siempre lleno y corazón vacío, me estoy volviendo una persona solitaria y fría”. Hasta entonces, nada fuera de lo común; una música ampliamente conocida en el escenario nacional como tantas otras que habían sonado y otras que se iban a escuchar. Sin embargo, en un posterior momento de observación, pude notar que la letra era muy cantada, con propiedad, por las personas que estaban allí e inclusive por mí, tal vez por el gran suceso que la música mencionada tiene. ¿Pero será que es solo eso?

De vaso lleno y corazón vacío
Analizando con un poco más de profundidad, no es difícil concluir que, en algunos aspectos, esa música refleja la realidad de muchos que, de verdad, se encuentran de “vaso lleno y corazón vacío”. No quiero reducir tal reflexión a una cuestión meramente afectivo-emocional, como sugiere la canción, sería muy poco ante todo lo que realmente podemos cuestionar.

Para el inicio de esta conversación, por medio de la metáfora de “vaso lleno”, me gustaría hacer alusión a todo lo que nos quita tiempo, energía, emoción, atención, “desvaciando nuestro corazón”. Agendas, cabezas y vidas llenas ¿y por qué no el vaso literalmente lleno? Muchos problemas, compromisos, proyectos, promesas, desilusiones y expectativas acaban por robarnos de quienes somos realmente. El barullo y el tamaño movimiento de una vida llena son un buen escondite para quien huy del encuentro consigo mismo; de ahí que se vuelve común llenarse de cosas, a fin de postergar ese encuentro. Se ostentan rutinas agitadas, vidas sociales, bailes, lujos, currículum, influencia, cuerpos esculturales y notoriedad, pero ¿cómo está el corazón? ¡Esa es la cuestión! ¿Quién es y cómo está la personas por detrás de todo eso?

En tiempos de total exposición de nuestras vidas en las diversas redes sociales, en las cuales hacemos nada más y nada menos que autopromoción de nuestra persona, me pregunto: ¿Somos quienes realmente ostentamos? Parafraseando a Antoine de Saint-Exupéry en el “Principito”, que dice “lo esencial es invisible a los ojos”, levanto el interrogante: ¿Qué es esencial para nosotros? ¿Qué determina, de verdad, la esencia de quienes somos? ¿Lo que presentamos es nuestra verdad o un personaje de fácil aceptación general?

En la condición de hijos de Dios, somos creados a imagen y semejando del Amor y para Él vivimos. Nos encontramos en su búsqueda desde el momento en que nos entendemos como personas. Cada uno buscando a su manera, con su forma de ser, usando el libre albedrío concedido para alcanzar esa meta, lo que me lleva a la conclusión de que nuestro corazón se llena en la medida que nos aproximamos de aquellos que nos “devuelven” a nosotros mismos y, consecuentemente, nos acercan a Dios.

En mi opinión, la verdadera ostentación es tener a nuestro lado personas que nos aceptan, acogen y nos aman por quienes somos verdaderamente, que están presentes en las tempestades, cuando el “vaso” esta rebosando; personas que, aún delante de nuestros defectos, llenan nuestro corazón y nuestra vida. La verdadera ostentación es tener a nuestro lado alguien que nos conduce a Dios.

Por el internauta Higor Brito
publicado originalmente en Destrave.com
reproducido en portal Canción Nueva en español.

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