Tenemos el perdón como una carga, como algo imposible de vivir. Es el propio enemigo que eleva este pensamiento en nuestra mente. Él nos hace guardar rabia, resentimiento…. Esta es la táctica que él utiliza para acabar con nuestra familia, nuestro grupo y nuestra comunidad.
No somos capaces de imaginar el mal que la falta de perdón genera. Por desgracia, acabamos guardando dentro de nosotros el mal que las personas nos hacen.
El resentimiento la falta de perdón es como el herrumbre que nos va a corroer lentamente y, cuando damos cuenta, ya fuimos tomados por ella. Además, cuando perdonamos, Dios mismo llena nuestro corazón con Su amor y pasamos a experimentar la paz que muchos sueñan.
San Pablo nos enseña en su carta: “Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados” (Ef 4,26).
¡Somos todos frágiles!
Si reconocemos y admitimos nuestras limitaciones, sería más fácil perdonar el hermano y comprender sus debilidades. Por lo tanto, no tengas miedo de hablar a Jesús y admitir que eres capaz de cometer los mismos errores y las mismas fallas que los demás. El Señor conoce tu corazón, pero espera que tu hables y admitas tus dificultades. Tenemos que ser verdaderos con Dios.
Tu hermano
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente: Portal Canción Nueva en español
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
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