Señor y Rey de mi vida,
Aquí estoy, poniéndome de pie,
Parado frente a la tierra que hoy debo conquistar.
Tú eres el Dios de la Vida,
Tú eres el Dios dador de todo bien;
Te Bendigo y te alabo porque aquietas toda agitación
Y robusteces todo brazo cansando;
¡Tú eres Todo Misericordia!
Te Bendigo y te alabo porque siembras paz,
Consuelas en la tribulación;
y en lo pequeño y desde lo pequeño haces obras grandes.
Derrama en este día una nueva efusión de Tu Espíritu Santo,
Derrama Tu Unción
Sobre mi, sobre mis pensamientos y deseos;
Que Esa Gracia sumerja en Tu Amor mi voluntad y mis capacidades,
Cada uno de los proyectos y anhelos;
Que venga con su Fuerza y Luz
Para orientar mis pasos,
Para no desviar el camino,
Para que mi corazón no se aparte.
¡Amén!
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