domingo, 12 de febrero de 2017

Sometimiento que libera

«En el caso de la esperanza cristiana este cuerpo es la Iglesia, mientras que el soplo vital, el alma de esta esperanza es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no se puede tener esperanza. Es por eso que el Apóstol Pablo nos invita al final a invocarlo continuamente. Si no es fácil creer, mucho menos lo es esperar. Es más difícil esperar que creer. Pero cuando el Espíritu Santo habita en nuestros corazones, es Él quien nos hace entender que no debemos temer, que el Señor está cerca y se preocupa por nosotros; y es Él quien modela nuestras comunidades, en una perenne Pentecostés, como signos vivos de esperanza para la familia humana»
Francisco Audiencia General - Febrero 2017
Viñeta / dibujo Leonan Faro


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