Pedro le dijo a Jesús: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros".
RESONAR DE LA PALABRA
Juan Lozano, cmf
Querido amigo/a:
“No te presentes ante el Señor con las manos vacías”, reza el versículo cuatro del capítulo treinta y cinco del libro de Ben Sirá (Eclesiástico) que leemos hoy en la liturgia de la Palabra. La ofrenda que agrada al Señor, lo que deberíamos presentarle todos los días en nuestra oración es un balance de resultados o al menos de buenas intenciones; es la riqueza del amor la mejor ofrenda que podemos presentar al Señor, porque no hay verdadero culto sin justicia.
Esta primera lectura nos advierte de lo infructuoso de una religión cuando se practica sin correspondencia con la justicia social: de nada vale y para nada aprovecha. Nos recuerda que nuestra relación con Dios no se realiza al margen de los demás, pues somos seres para los demás. A veces podemos estar tentados de tener una relación “a medida” con Dios, muy exclusiva, como si los demás no existieran; pero también en la intimidad, Dios nos pregunta: “¿dónde está tu hermano? ” Ofrenda y justicia, van unidas de la mano.
Y como al Señor nadie lo gana en justicia, Él es tremendamente “injusto” y nos ofrece el ciento por uno. Esta es una proporción injusta, desmedida. Lo justo sería recibir lo que dejamos, pero no cien veces más. En un mundo que somete todo a la relación mercantil, nos cuesta entender que el amor no tiene precio, que no devuelve sólo lo entregado, que no racanea ni mide, sino que se desborda gratuita y generosamente cuando nos introducimos en su dinámica: cien veces más. ¿Has sentido alguna vez que dando has recibido mucho más? ¿Das esperando recibir?
Hoy cerramos un mes. Mañana comenzamos un nuevo tiempo de gracia donde somos llamados a una entrega sin cálculos ni límites. Entremos en el desierto de la Cuaresma con paso firme y decidido, sin olvidar que nos introducimos en la dinámica del amor de Dios, por lo que cuanto más nos entreguemos, más recibiremos. Arriesguémonos.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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