Con Jesús por la mañana.
“Aquel día al atardecer les dijo: Pasemos a la otra orilla” (Mc 4, 35-40). Atravesar el lago hasta la otra orilla es atreverse a meterse en profundidad en aquellas realidades que nos cuestan, dolores, dificultades, desaciertos, fracasos. Es una invitación a soltar la seguridad de estar amarrados a la orilla de lo conocido disponibles a la sorpresa de la profundidad. La otra orilla es el signo del Dios que nos espera allí en lo profundo del corazón, y nos invita a dejar atrás lo que no ayuda. Concreta algún pendiente. Ofrece tu día por la intención del mes.
Con Jesús por la tarde.
El arte de escuchar. “Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro es la capacidad del corazón que hace posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectador” (Papa Francisco). Amar es también escuchar con el corazón y todos los sentidos. ¿Cómo es tu escucha? Descubre que la escucha es abrazar el corazón del hermano. Amar es un gesto concreto.
Con Jesús por la noche.
Descubrir el amor. Tómate un momento para pedir al Señor que te muestre la belleza del día vivido, los lugares que recorriste, las personas que encontraste, las tareas, el bien que has podido hacer y recibir, los aromas y colores, la naturaleza y cada detalle del día. ¿Qué quieres agradecer? Disfruta de este momento con Dios y disponte a vivir mañana en el Amor del Dios.
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