El amor asusta por el riesgo que implica. Incluye el respeto a la libertad del otro, sin que sea posible prever el rumbo que tomarán las cosas. Puedo ser fiel hasta la muerte, sin que el otro lo sea. Y también puedo no serlo, pues siento bien mi debilidad. Este es el riesgo del amor.
El amor no es solo una experiencia que nos abre a lo infinito; es igualmente un vínculo, una atadura que nos fija al tiempo. Es el matrimonio del tiempo con la eternidad, y su belleza consiste, en última instancia, en la realidad de la fidelidad, del afecto mutuo y del compromiso permanente del uno para con el otro
Jean Vanier, No temas amar, P114
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